Según el Informe
Mundial de Drogas 2017 de la ONU, 183 millones de personas a nivel mundial usan
el cannabis y la tendencia es creciente, por consiguiente haciendo del cannabis
con creces la droga ilegal más usada. El Cannabis se usa en forma de marihuana
(inflorescencias y hojas secas) hachís (resina de las flores mezclada con
partes de la planta) o aceite de hachís (extra viscoso de la resina). El grupo
de edad con mayor consumo son los adultos jóvenes y los adolescentes. En
Europa, el 70% de personas que consumen diariamente o casi diariamente están
entre los 15 y 34 años de edad.
Cannabis
Cannabis, el
nombre biológico para la planta de cáñamo, es una de las plantas cultivadas más
antiguas en el mundo y actualmente experimenta un auge. Comparable con la
“Fiebre del Oro” en el siglo XIX, asimismo sucede una “Fiebre Verde”
actualmente. Mientras las ganancias por la venta de marihuana legal en los
Estados Unidos estuvieron entre $2.200 y $2.600 millones en el 2014, se espera
que crezcan hasta $8.000 millones en el 2018. No se espera saturación del
mercado hasta los $110.000 millones de ganancias. (En comparación: Las ventas
totales de cigarrillos en los Estados Unidos son sólo apenas un cuarto de la
facturación de marihuana.)
El Cannabis
generalmente se percibe como una “droga suave” con efectos secundarios
insignificantes y reversibles que no es adictivo y no supone una amenaza para
los demás; por lo tanto una abolición parece desproporcionada. Además, el
cannabis es una potente hierba medicinal que se dice funciona maravillosamente
para el cáncer, esclerosis múltiple, dolor, epilepsia, y muchas otras
enfermedades y trastornos. Como resultado, se aumenta la presión sobre los
legisladores en muchos países para legalizar el cannabis (o ya se tiene
legalizado). Si bien es cierto que el cannabis es una preciosa planta versátil
y definitivamente tiene potencial clínico, de ninguna manera es inofensivo,
sino que en particular para el grupo de edad de mayor consumo –los jóvenes– puede
ser peligroso.
El Cannabis afecta el sistema nervioso – Los
efectos secundarios a largo plazo no se conocen
La planta de
cannabis contiene varios cientos de sustancias químicas, al menos 80 de las
cuales son los llamados cannabinoides, de los cuales el tetrahidrocannabinol (THC)
y el cannanbidiol (CBD) se encuentran en altas concentraciones. Los cannabinoides
interactuan con el propio sistema endocannabinoide del cuerpo que influencia
entre otras cosas, la relajación, la nutrición, el sueño y la memoria. Éstas penetran
la barrera hematoencefálica y actúan sobre los receptores de cannabinoides en
el cerebro humano, de este modo interfieren directamente con el sistema
nervioso central. Mientras el CBD es principalmente responsable de los efectos
clínicos y no es intoxicante, el THC le asegura que se “eleve”. El THC y el CBD
son antagonistas. Se forman a partir de la misma sustancia original y pueden equilibrar
o neutralizar los efectos del uno al otro. Cuando hace unas pocas décadas, la
proporción entre THC y CBD era aproximadamente de 10:1, con un contenido de THC
de menos del 3%, la proporción en los cultivos de hoy es de 100:1, con el contenido
de THC ahora excediendo el 30%.4 De modo que el cannabis de hoy ha perdido su
equilibrio natural en términos de contenido de THC-CBD y por lo tanto ya no
puede ser comparado con el antiguo remedio de los ancianos chinos o egipcios o
con el porro de la “generación de las flores”.
Puesto que la
proporción entre CBD y THC determina si una preparación de cannabis es
terapéutica o psicoactiva, cualquiera que insista en el uso clínico del
cannabis debería por lo tanto exigir productos con valores elevados de CBD y
bajos de THC. En la práctica se exige especialmente que el cultivo sea legal
para propósitos de auto-medicación a lo cual surge la pregunta si los
proponentes de la legalización no están principalmente interesados en el “derecho
a la intoxicación”. Con la auto-medicación, el consumidor tiene poca idea de cuánto
THC o CBD toma. Hasta ahora, no se conoce ninguna dosis letal de cannabis, pero
existe el riesgo de sobredosis, especialmente si el cannabis no es fumado o
inhalado (las cuales son las formas más comunes de consumo) sino que se toma en
forma oral por ejemplo en la comida, por lo cual su efecto es retardado. Es una
realidad que hasta ahora no sabemos nada de los efectos de la mayoría de las
sustancias de la planta de cannabis. Los efectos a largo plazo del
cannabis aún
están escasamente investigados e incluso con los productos de CBD, los cuales
son legalmente comercializados en muchos países, no entendemos los efectos ni
los riesgos del CBD.
El Cannabis puede causar psicosis – Quién
enfrentará este destino, nadie lo sabe
Por el
contrario, los estudios en los últimos 30 años demostraron una correlación directa
entre el uso del cannabis y el desarrollo de psicosis. Como todas las
sustancias con un potencial adictivo, el cannabis actúa sobre el centro de
recompensa del cerebro donde estimula la liberación de dopamina, un
neurotransmisor que causa un sentimiento de felicidad y que también es
responsable de la motivación. La liberación de la dopamina por la droga es
muchas veces más alta que la liberación de la dopamina natural, la cual se produce
por medio del comportamiento natural tal como el sexo. Por esta razón se
atribuye que el cannabis aumenta el bienestar. El uso de cannabis puede
entonces incrementar demasiado la concentración de dopamina en el cerebro que
el metabolismo cerebral se desequilibra. Como resultado, la psicosis puede
ocurrir, manifestándose por ejemplo al oír voces, alucinaciones, paranoia,
confusión, distracción y trastornos de concentración. Si los síntomas persisten
incluso después de que el cuerpo haya metabolizado su sustancia adictiva, se
habla de una psicosis crónica, también llamada esquizofrenia. El tratamiento de
los pacientes con esquizofrenia cuesta mucho dinero, y sólo en los Estados
Unidos, el costo del tratamiento está alrededor de $63 mil millones al año. Los
costos son asumidos por el estado –de este modo, por el contribuyente. Mientras
más alta sea la proporción de THC en el cannabis, mayor es el riesgo de
desarrollar una psicosis. Y es real que esto corresponde especialmente a personas
que tienen una correspondiente predisposición genética. ¿Pero quién sabe si él
o ella pertenece a este grupo de población o no? Sin embargo el riesgo de
desarrollar esquizofrenia se incrementa al 37% debido al uso de cannabis.
Los jóvenes dañan irremediablemente sus
cerebros con el cannabis
Aquellos que
regularmente consumen cannabis durante años o incluso décadas también corren el
riesgo de proverbialmente destruir su cerebro por fumar el porro. Las personas
que ya empiezan a fumar marihuana en la adolescencia pierden el 10% de su
inteligencia dentro de 20 años. Debido a que el cerebro empieza a destruir los receptores
de dopamina en un esfuerzo por autorregularse cuando existe un constante exceso
de dopamina, hasta el punto que mueren las células del cerebro, puede haber
pérdidas permanentes en el desempeño del cerebro. Puesto que la maduración del
cerebro no está completa hasta alrededor de los 25 años de edad, el riesgo de daño
irreversible del cerebro y su desarrollo por el uso del cannabis es
particularmente alto para los adolescentes. Existe una correlación directa
entre la edad de inicio, duración y cantidad de uso con el daño cerebral. O para
decirlo un poco más claro: Mientras más temprano y más frecuente una persona
use el cannabis, más peligroso es para su salud. El desarrollo del cerebro
también es alterado en el feto, por ejemplo cuando el cannabis se usa durante el
embarazo, y puede resultar un daño irreversible.
Joven Adicta al Cannabis
Fumar cannabis altera el ADN – ¿sin daño
para los demás?
Además de los
mencionados posibles efectos del uso del cannabis tales como psicosis,
esquizofrenia, desarrollo cerebral reducido y pérdida del desempeño cerebral,
trastornos de concentración y memoria o problemas de aprendizaje; el uso
también puede resultar en una reducción del rendimiento y alteración de la
circulación y del sistema inmunológico, alteración de la reproducción y
reducción de la sexualidad, un mayor riesgo de derrame cerebral e infarto
cardíaco, además de enfermedades pulmonares tales como EPOC. Por supuesto, una
cantidad de estas enfermedades están directamente relacionadas con el hecho de
que el cannabis junto con el tabaco se enrolla y se fuma como un cigarrillo,
agregando al cannabis los bien conocidos efectos del abuso del tabaco, más aún cuando
la mayoría de los fumadores de porros de cannabis hechos en casa no usan un
filtro para obtener el completo efecto del THC. Como el cannabis se quema a
temperaturas mucho más altas que el tabaco, aún más toxinas se producen. La
afirmación de que fumar por medio de una pipa de agua (cachimba) es menos
perjudicial porque el agua “purifica” el humo es un mito. El humo sólo se
enfría, lo que hace que el fumar sea más fácil. Por el contrario, una sola aspiración
en el narguile es casi igual al volumen del humo de un cigarrillo entero, lo
cual hace del narguile aún más perjudicial. Usarlo a través de un evaporador de
ningún modo es inofensivo ya que también limita el desarrollo del cerebro y
puede introducir toxinas en el cuerpo.14 Los científicos también encontraron
alteraciones del ADN y posibles efectos promotores del cáncer por la inhalación
del humo del cannabis, por lo cual surge la pregunta con respecto al fumador
pasivo si no existe igualmente un riesgo para los observadores de fumar
cannabis, como es constantemente afirmado. Por cierto, esto también se aplica
al incremento del riesgo de accidentes debido al uso de cannabis. El Cannabis
permanece en el cuerpo mucho más tiempo que el alcohol, por eso, por ejemplo,
el riesgo de un accidente automovilístico fatal es incluso mayor que cuando se
encuentra bajo la influencia de antidepresivos o sustancias que contienen
opioides.
Una y otra vez,
en el contexto de una liberalización del cannabis, la protección de los menores
se menciona, la cual se afirma que es dada y por lo tanto supuestamente protege
a este grupo de edad particularmente vulnerable. Sin embargo, las cifras de los
países donde tal liberalización y legalización ya ocurrió muestra una imagen diferente.
En los países con una política más liberal sobre el cannabis, los adolescentes
consumen significativamente más que en los países con legislación restrictiva,
y donde el comercio del llamado cannabis medicinal se permite, el uso de la marihuana
se incrementa.4,1. Por esto por ejemplo, la Academia
Americana de
Pediatría, se pronuncia contra la legalización del cannabis. Al hacer el
cannabis más fácilmente accesible a los adultos también incrementa la facilidad
de acceso a los niños y adolescentes. Las campañas para legalizar el cannabis
sólo podrían tener el efecto de que los jóvenes perciban el cannabis como una
sustancia inofensiva y segura y por lo tanto la consuman más frecuentemente, lo
cual podría tener un efecto devastador sobre su desarrollo y salud de por vida.
Porque se ha probado que existe una correlación directa entre la percepción de
la inofensividad de una sustancia y su consumo. También existe el riesgo de
desarrollar una dependencia al cannabis. Casi el 9% de las personas que experimentan
con marihuana se convierten en adictos. La proporción se incrementa a una de
cada 6 personas, cuando el consumo empieza en la adolescencia, y entre el 25 y
50% para un consumo diario. Por ejemplo, tanto en Alemania como Suiza, la
cantidad de personas que necesitan tratamiento ambulatorio u hospitalario o
asistencia para la adicción, debido a su gran problema con el cannabis, ha
aumentado constantemente. En Suiza, más personas son tratadas por dependencia
al cannabis que por dependencia a los opioides y para los menores alemanes de
25 años de edad, también es la razón número uno para el tratamiento. También es
importante recordar que la diferenciación entre drogas fuertes y suaves es
irrelevante para nuestros cuerpos. Nuestro cerebro no distingue de lo que depende;
¡una droga es una droga! Sin embargo, abandonar el cannabis no es fácil, debido
a que el cannabis es la droga con la imagen más positiva por los adictos y es
considerado inofensivo. A diferencia de los adictos a la nicotina, heroína o
alcohol, por lo tanto, los adictos al cannabis no consideran su droga como un problema
y por lo tanto es a menudo difícil persuadirlos de permanecer completamente en
abstinencia.
En caso de duda se debe estar a favor del acusado
– ¡no para el cannabis!
Demonizar la
planta del cannabis y hacer imposible la investigación es probablemente el
camino erróneo a proseguir. Sin embargo, si podemos darnos el lujo de dar la
apariencia de inofensividad al liberalizar esta droga y al permitir a través
del uso del cannabis especialmente a adolescentes y adultos jóvenes dañar
permanentemente su cerebro en elevadas cifras con todas sus consecuencias
sociales y económicas, el embrutecimiento, la incapacidad para trabajar y la
dependencia a la droga que acarrean con estos, es más que cuestionable. Para
decirlo en palabras del Dr. Sharon Levy, Jefe del Comité de Abuso de Drogas de
la Academia Pediátrica Americana: “Se tardó varias generaciones y costó
millones de vidas y miles de millones de dólares para evaluar los efectos
nocivos del tabaco en la salud, aunque aquellos daños son abrumadoramente altos.
No deberíamos considerar a la marihuana como inofensiva dado lo que ya sabemos
acerca de su perjuicio a los adolescentes hasta que podamos demostrar lo
contrario”.
Fundación Mundial para las
Ciencias Naturales.