Soy persona poco dada a hablar de
mí mismo, pero esta vez lo haré para que conozcan un poco más de quien ha
estado escribiéndoles desde el 2009. Durante mi infancia, que transcurrió en
Arismendi al lado de mi madre y mis hermanos, sentí un fuerte impulso por las
aventuras; y una prueba de ello es mi predilección por obras maestras de la
literatura universal, como son “Don Quijote de la Mancha” de Miguel de
Cervantes Saavedra; “Robinson Crussoe” de Daniel Defoe; “El Marqués de
Santillana”, de Lasage y “las Mil y una Noches”, anónimo, entre otras. De modo
que esa pasión por las aventuras nació conmigo. Los libros de aventura sólo han
hecho reafirmar una condición innata.
Siendo estudiante de
bachillerato, y en la época de vacaciones, me hice una casa de madera en unos
mangos gigantes (a 7 metros de altura) donde dormía, leía y escribía. Allí en
una orilla del caño El Cabestro, en una pequeña parcela de mi madre, mi casa era
mecida por los vientos del verano, y en las noches sin lunas fue mucho el
caminante que corrió asustado cuando yo encendía una lámpara que iluminaba la
copa de los árboles, semejante a la Bola
de Fuego. Esa aventura me valió que me calificaran de loco, pero valió la
pena.
A mediados de diciembre de 1982
hice un viaje en una bicicleta de semi-carrera. Salí de Valencia a las seis de
la mañana y pasadas las tres de la tarde me encontraba en El Baúl. Fue la
primera vez que recorrí 2010 kilómetros en una mañana y parte de la tarde. Ese
mismo día un señor que iba para Arismendi me dio la cola a mí y a mi bicicleta.
Recuerdo que acababan de finalizar las fiestas patronales de mi pueblo. Que
¿cómo hice para soportar el calor de un día de verano encima de una bicicleta?
A través del entrenamiento. Todas las semanas iba de Valencia a Puerto Cabello
por la vía de Trincheras. En ese tiempo vivía en el barrio La Castrera, solo;
de modo que no existía ningún impedimento en mis aventuras. Este último hecho sirvió
para reafirmar en la gente de mi pueblo su postura y convicción de que yo era
un loco de remate.
Pero mi última aventura la
realicé el 16 de setiembre de 2015. Viajé en mi moto Suzuki enduro 185 desde
Arismendi a Valencia. Entrando a Tinaquillo se me espichó la rueda trasera. Afortunadamente
cerca del lugar había una cauchera. Pasado el mediodía me encontraba en San
Diego de Valencia. Mi familia no terminaba de salir de su asombro cuando me
vieron llegar en mi moto vieja, del año 1995.
Arismendi, 28-09-2015
Zordy Rivero,
Cronista