Martes 25
A unos cincuenta metros de la residencia de la familia Probst se
encuentra una Iglesia de apariencia antigua, cuyo reloj emite campanadas a cada
hora; si son las 7 de la mañana, se escuchan siete campanadas. A las seis de la
mañana suena durante unos cinco minutos, despertando a toda la vecindad, generando
un gran alboroto sin ninguna contemplación. Luego emite el perfecto reloj una campanada
cada 15 minutos. Desde la ventana de mi dormitorio puedo ver la Iglesia,
majestuosa y a la vez ruidosa. Paul me ha preguntado si no me molestan las
campanadas constantes de la Iglesia y le he respondido que no. Al contrario, me
recuerda que a las seis en punto es la hora de levantarse. Pienso: Con
campanas sonando todo el día, ¿para qué se necesitan gallos?
Zordy Rivero
Valencia, 10-02-2023