viernes, 26 de agosto de 2022

DESEQUILIBRIOS DE LA NATURALEZA CAUSADOS POR EL HOMBRE

Expondré de manera sucinta una serie de situaciones acaecidas en distintos espacios del planeta, y que han traído como consecuencia mucho sufrimiento al mismo hombre que los ha creado, entendiendo que al final, tenemos que arreglar lo que hemos desarreglado:

    La Fiebre Hemorrágica de Guanarito. Guanarito es un municipio agrícola y pecuario, perteneciente al Estado portuguesa, Venezuela, visitado por el río Guanare, que también atraviesa el municipio Arismendi, mi pueblo natal. Cuando en el siglo pasado la tecnificación llegó al campo, empezó el desequilibrio de la naturaleza generado por la tala de los bosques para la siembra y cría de ganado, sin pensar en las criaturas de Dios que allí vivían. Sólo les interesaba el dinero y su bienestar, y me refiero a los grandes terratenientes. El tractor, las rastras, rolas y los pesticidas empezaron a diezmar las culebras, y ello generó la multiplicación de las ratas por millares, causando, a través de la orina, la Fiebre Hemorrágica. Hasta ahora no se vislumbra una cura. Esta enfermedad mata un aproximado de 23 personas todos los años, en su mayoría jóvenes, y en edad productiva. La solución inmediata sería repoblar Guanarito de culebras, pero ellos se niegan a hacerlo, por lo que seguirán pagando un alto precio hasta el regreso del equilibrio. Esta situación ha traído como consecuencia, además de la ya citada, que esta pequeña ciudad llanera se haya detenido en el tiempo. Muchas familias han migrado de la zona, por temor a ser contaminados por tan fulminante peste, a otras sólo las detiene la incertidumbre de la salida, aunque la tendencia es abandonar Guanarito tarde o temprano.

2.      La Desaparición de las Libélulas. En mi infancia vi con frecuencia, a la caída de la tarde, nubes de libélulas sobrevolando las calles del pueblo. Muy tarde llegué a entender que ese viaje no era gratuito, pues su alimento eran los insectos: ´mosquito patas blancas´ o zancudos, como se les conoce. Sin saberlo, estábamos siendo protegidos de enfermedades trasmitidas por estos insectos que, en el pasado diezmaron poblaciones enteras. La desaparición de las libélulas está relacionada con el empleo de pesticidas y la mala costumbre de quemar durante el verano. Solución: volver a la agricultura natural sin pesticidas y olvidarse de la quema de los terrenos agrícolas. Hasta ahora este sistema agresivo no ha funcionado y no funcionará.

3.      La Muerte de los Ríos Llaneros. Los ríos que atraviesan los llanos, grandes o pequeño, se han venido secando, dejando en desamparo poblaciones que viven a sus márgenes, y todo comenzó cuando los campesinos y productores, en su ignorancia, levantaron sus casas cerca de las orillas de los ríos, talaron los árboles y trayendo como consecuencia que, en los prolongados inviernos, las aguas de lluvia convertidas en lodo fueran a parar al fondo del río, causando sedimento, que en pocos años se convirtieron en riachuelos, hasta desaparecer definitivamente. Al final, las aguas buscan las tierras bajas donde la mano del hombre todavía no ha intervenido. Sólo permanecen y prosperan los ríos que viajan por las sabanas bajas, donde el hombre no puede plantar sus casas, a causa de las inundaciones de las mismas.

4.      Lagunas Artificiales en el Llano. La sequia es muy dura en el llano, por lo que los hacendados se ven en la necesidad de hacer embalses para que las lluvias los llenen. Cuando concluye el invierno la pequeña laguna ha sido visitada por hierbas, peces, animales y en especial por las culebras de agua, quienes garantizan la permanencia de manantiales durante todo el verano, con la condición de que se les permita aprovecharse de uno que otro animalito; pero los ganaderos, campesinos y terratenientes no les agrada compartir y terminan matando a las culebras de agua. No entienden que ellas en su búsqueda de peces, alcanzan venas de agua, que se mantiene vivo en la profundidad.

Con la llegada del verano y las altas temperaturas de lo que prometía ser una esplendorosa laguna, se convierte en un lodazal, trampa para el ganado que se atascan y mueren por decenas, sin poder hacer nada que no sea ver las grandes zamureras devorando decenas de reses, que representan el trabajo de de muchos años.

5.      Proliferación de Caribes en Arismendi. El la década de los 90 del siglo pasado el gobierno nacional hizo concesiones a empresarios extranjeros y nacionales para el aprovechamiento de la carne y cuero de babas, la cual era exportada a Estados Unidos y pagada en dólares. Se diezmó la población de babas casi en su totalidad, trayendo como consecuencia la proliferación excesiva de caribes, que se volvieron tan agresivos que, cuando no conseguían una victima desprevenida, se comían entre ellos mismos. En esos años yo trabajé como médico en mi pueblo, y era raro el día que no atendía uno o dos mordidos de caribes, fueran estos pescadores o simples bañistas.

Normalmente una baba adulta se puede comer hasta veinte caribes diarios, ejerciendo un control sobre estos carnívoros peces, muy comunes en los ríos y lagunas llaneras. Hubo que hacer vedas para que la población de babas volviera a su necesario equilibrio. En la actualidad, y debido a la situación de precariedad en el país, las personas consumen el caribe como un plato predilecto.

6.      Corte de árboles y la Desaparición de la Aguas Subterráneas. En los crudos meses de verano, los campesinos hacen los aljibes para proveerse de agua limpia. Ellos saben que la presencia de árboles a su alrededor es necesario para la permanencia del agua, que puede estar a siete metros de profundidad. La inclemencia del verano y la ausencia de árboles puede hacer que el agua del aljibe baje hasta los 15 y más. La enseñanza es que el agua está relacionada y depende en última instancia de la naturaleza. Ahora, los campesinos que conocen esta gran verdad, han empezado a sembrar árboles alrededor de los aljibes, garantizando su permanencia, bajo el cobijo de las sombras majestuosas.

Arismendi, 26-08-2022

Zordy Rivero