Guanarito, la Tierra del Silbón
El 19 de agosto de 2014 a las diez y treinta de la mañana arribé al hermoso y acogedor pueblo de Guanarito, después de un viaje de tres horas en mi moto Suzuki enduro # 185. Llegué a la casa de mi sobrina Otilia Villega, donde dormí dos días seguidos. El Guanarito de hoy es muy diferente al de la década de los sesenta, cuando empezó una fuerte migración de nuestra gente, convirtiéndose la tierra del silbón en la primera colonia de Arismendeños; unos buscando mejoras, estudios para sus hijos; otros con la esperanza de trabajos mejor remunerados que los acercaran a la prosperidad, que al igual que la paz y la felicidad son muy escurridizas. Por la tarde tuve un encuentro con el luchador social, Abrahán Zapata y esa misma tarde me concedió una entrevista. También hablé y compartí momentos gratos con Agustín, Nieves, Yanes, Nelson y Ángel Lansoza, nacidos todos en Arismendi. El cronista de Guanarito Iván Herrera me recibió en su casa donde hablamos de la influencia de los Arismendeños en el desarrollo y grandeza de Guanarito. Tuve la ocasión de visitar en su pequeña
finca a mi sobrina Norka y su esposo Chicho Maluenga. Con Luis Villega, alias
Guabino, compartí momentos gratos en su casa ubicada en una barriadas de este
pujante municipio portugueseño. No puedo dejar de mencionar a un amigo que me
presentó Yánez Lansoza: David Figueroa, periodista que labora en Ultima Hora Digital de Guanare, un
intelectual muy sabio y acucioso.
El 19 de agosto de 2014 a las diez y treinta de la mañana arribé al hermoso y acogedor pueblo de Guanarito, después de un viaje de tres horas en mi moto Suzuki enduro # 185. Llegué a la casa de mi sobrina Otilia Villega, donde dormí dos días seguidos. El Guanarito de hoy es muy diferente al de la década de los sesenta, cuando empezó una fuerte migración de nuestra gente, convirtiéndose la tierra del silbón en la primera colonia de Arismendeños; unos buscando mejoras, estudios para sus hijos; otros con la esperanza de trabajos mejor remunerados que los acercaran a la prosperidad, que al igual que la paz y la felicidad son muy escurridizas. Por la tarde tuve un encuentro con el luchador social, Abrahán Zapata y esa misma tarde me concedió una entrevista. También hablé y compartí momentos gratos con Agustín, Nieves, Yanes, Nelson y Ángel Lansoza, nacidos todos en Arismendi. El cronista de Guanarito Iván Herrera me recibió en su casa donde hablamos de la influencia de los Arismendeños en el desarrollo y grandeza de Guanarito.
Hijos Ilustres de Arismendi:
JOSE ABRAHAN ZAPATA JIMENEZ. “Nací en
Arismendi Estado Barinas el 24 de marzo de 1956 en tierras de Mata de Bárbara,
en un sitio conocido como La Chamarrita, hijo de Policarpo Antonio Zapata y
Fidelina Ramona Jiménez Cruces. Siendo un niño muy pequeño, mi papá se mudó a
Camaguán y allí vivimos aproximadamente dos años. Teniendo yo dos o tres años nos
volvimos a mudar, pero esta vez para Arismendi, y nos fundamos en un sitio
conocido como Caño de Agua, lugar donde mis padres criaron a la mayoría de sus
hijos, un total de once. De mayor a menor: Jerónimo, Elías, Simeón, Santos,
Enriqueta, Carmen, Pedro, José Domingo, Josefa Antonia, Marbella y este
servidor Abrahán Zapata, de los cuales han fallecido dos, Jerónimo y Marbella
Zapata. En la medida que fuimos creciendo comenzamos a emigrar en busca de
trabajo y mejores condiciones de vida. En aquellos tiempos en Arismendi sólo imperaban
labores de campo y trabajo con ganados y bestias. Algunos de mis hermanos
buscaron las grandes ciudades, por ejemplo, Valencia. Yo estudié en Arismendi
hasta el quinto grado porque el sexto lo terminé en Turen, donde fui con mis
padres. En Turen la mayoría de mis hermanos empiezan a buscar sus propios
derroteros; se casan y forman sus familias. Mi padre regresa nuevamente a
Arismendi, porque él era muy querendón de su tierra, de su llano y de su
pueblo. Pero dadas las circunstancias de la época decidimos irnos a Guanarito,
donde actualmente vivo. Nos instalamos en el barrio Chepa Aponte (ahora una
populosa barriada). Aquí mi padre levantó un conuco donde sembraba yuca, ñame,
ocumo, maíz, topochos, piñas y todo lo que conforma un conuco llanero. Nunca
nos faltó la comida, incluso papá llego a cultivar arroz, que nosotros mismos
cosechábamos y pilábamos. Siempre hubo en el patio gallinas, patos, pavos, guineos,
y en el chiquero dos o tres capones de engorde, que eran para producir la carne
y la manteca que enlatábamos y usábamos durante todo el año. En verdad mi mamá
era una gran criadora, amante de los animales. En Guanarito no estaban dadas
las condiciones para seguir estudiando, y la mayoría de nosotros migramos hacia
Valencia. Llegamos a casa de mi tía Soledad Cruces que nos brindó alojamiento. Era
una mujer muy religiosa, apegada a las cosas de Dios y vivió
hasta los 111 años. Estudié en el liceo Enrique Bernardo Núñez de La Isabelica.
Después de cursar educación media y por la enfermedad de mi madre, quien
padecía del corazón, tuve que regresar a su lado. Yo me había casado en
Valencia y tenía dos hijos: José Abrahán y
José Antonio Zapata. Todo esto motivó a que me separara de mi esposa, de
modo que regresé a Guanarito con mi hijo José Antonio. En Guanarito mueren mis
padres y mi hermano mayor, Jerónimo.
Abrahán
Zapata. Foto tomada por Zordy Rivero el 19 de agosto de 2014
Hace unos 25 años, quizás un poco más,
empecé la lucha campesina en Guanarito por el rescate de la tierra, para
entregárselas a los campesinos y ponerlas a producir. Eso costó pérdida de
vidas humanas, desalojos, destrozos de viviendas y cultivos. Estuve más de cuarenta
veces preso, humillado, vejado, torturado, violado mis derechos humanos, pero
sin embargo eso no me amilanó en ningún momento. Al contrario empecé otra lucha
muy dura, como es el rescate de tierras aledañas para consolidar barrios en el
municipio Guanarito. Puedo mencionar algunos de los tantos que fundamos con
otros dirigentes sociales como lo son Román Ortiz y Aníbal García Soteldo.
Ellos son: 19 de Abril, José Antonio Páez, sector I, II, III y IV, barrio Chepa
Aponte, Las Marías, y aquí cerquita del poblado fundamos el asentamiento
campesino Los Gabanes, Los Haticos y entre los más sonados a nivel nacional e
internacional tenemos el caso de El Mamón, allí se perdieron vidas de
campesinos, hombres que entregaron sus vidas por el hecho de poner a producir
la tierra, y que para nosotros no han muerto sino que viven en nuestras
memorias y corazones.
Arismendi, 26-08-2014
Zordy Rivero, Cronista