A
mediados de la década de los años 90 del siglo pasado ocurrió en la ciudad de
Valencia un hecho que conmocionó a la sociedad entera. Una lactante que no
llegaba a los seis meses de edad fue llevada por la madre a un médico de la
ciudad, presentando una diarrea aguda. El galeno, después de revisar a la niña
le mandó un antibiótico y suero de rehidratación oral, además de las
recomendaciones dietéticas y de observación por si aparecían nuevos síntomas.
Tres
días más tarde la niña moría y era ingresada a la morgue del hospital Central
de Valencia, donde se le practicó la autopsia. Esta reveló muerte por
insuficiencia renal aguda. En el transcurso de tres días los riñones habían
dejado de funcionar sin un motivo aparente o justificable. Se descartó la
deshidratación, porque en ningún momento llegó a tal extremo. Se citó al médico
que la vio por primera vez, y ante una junta médica se determinó que la
dosificación del antibiótico se correspondía con el peso y edad de la pequeña
paciente. No se observaron signos que pudieran hacer pensar en una posible
alergia o un shock anafiláctico.
Ante
la ausencia de toda evidencia, el médico fue inculpado, pero sin argumentos
suficientes para ser juzgado y encarcelado -como era la pretensión de los
padres de la niña y de otros sujetos cercanos a la familia-, quienes veían en
el profesional una amenaza para la sociedad. Ocurrió lo que reza el conocido
refrán: del árbol caído todos quieren
hacer leña.
Al
final vino la salvación para el médico, quien en ese momento era investigado
por la policía del Estado. A un miembro del departamento de toxicología del
mismo hospital se le ocurrió realizar un examen toxicológico, poco antes de que
el cuerpo fuera sepultado. El examen reveló la presencia en sangre y tejidos de
una sustancia llamada Tanino, un
veneno que se encuentra en algunas plantas supuestamente medicinales. En ese
instante la investigación de la policía se orientó hacia los familiares de la infortunada.
Confesaron que una vecina le había dado de beber a la enfermita un guarapo
hervido de Palotal, para que se le
parara la diarrea. Esta planta tiene un alto contenido de tanino, causante
directo de la muerte de la niña.
Zordy
Rivero