Noviembre 2022
Sábado 5
Las ciudades o cantones de Suiza son muy modernas, y la mayoría se
levantan sobre colinas y hondonadas. Cuando caminas en una de sus ciudades, o
subes o bajas. Los constructores de edificios siempre se ven obligados a
nivelar el terreno. A través de los días he observado:
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En mi estadía en el hotel se me
dijo que no bajara el agua del baño después de las 9 de la noche para que el
ruido no molestara a los vecinos, que quizás dormían a esa hora. Ese respeto y
consideración con el prójimo me gustó, porque ya no se piensa exclusivamente en
uno mismo.
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Todo el trayecto de la
autopista principal está protegida por vallas que evitan el paso de animales y
personas a las mismas. Nunca se ven animales muertos en la vía.
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La autopista no presenta huecos
y está bien señalizada: 100 indica que es la velocidad máxima a la que se puede
correr en ese trayecto; también aparece la hora del momento, útil para los
conductores desorientados.
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Durante mis recorridos por las
ciudades y cantones no presencié el uso de bocinas de parte de los automovilistas.
No sé si le dan poco uso o no está permitido.
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Creo que es obligatorio que los
dueños de terrenos extensos, donde se levantan varias casas, mantengan bosques
protegidos; muchas de estas casas poseen abundante almacén de leña para el
invierno.
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En el centro de la ciudad —aun los conductores apurados—, siempre les dan el
paso a los peatones.
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En medio de una calle, cerca de
una escuela, aparece escrito en letras grandes y de color blanco: ZONA ESCOLAR.
En las calles no existen los reductores de velocidad, lo cual indica que no son
necesarios.
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Para los fumadores empedernidos
existe, a la entrada de algunos edificios una especie de antorcha, donde depositan
las colillas de cigarrillos, evitando así, la contaminación y suciedad en las
calles.
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A un lado del garaje de la
Oficina de “La Fundación Mundial para las Ciencias Naturales” vi cinco
contenedores de basura con sus respectivas tapas. También vi que durante la
semana aparecen camiones y trabajadores diferentes. Supongo que estos
contenedores, además de basura, incluyen material de reciclaje por separado.
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Es rara las familias que no
posean perros o gatos. Paul y Elizabeth tienen un perro y dos gatos. Estos
hermosos animales son tratados como miembros de la familia, con respeto y amor…
y ellos a la vez, alejan a sus dueños de la soledad, que siempre está en acecho,
y que en el mundo se ha convertido en una especie de asesino silencioso.
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No se ven animales sueltos en
las calles. Sólo con sus dueños. Supongo que los animales son entrenados porque
son muy educados y respetuosos.
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En la ciudad circulan muchos
ciclistas, algunos, jóvenes estudiantes, y otros, trabajadores. Las bicicletas
las dejan a la entrada de los edificios, la mayoría sin ninguna protección, y
sólo son movidas por sus dueños. Esto me da a entender que existe una especie
de protección mutua, basado en el respeto a lo ajeno.
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En las estaciones de gasolina nadie
despacha gasolina, excepto los conductores. Introducen una tarjeta de crédito,
indican la cantidad de gasolina, los datos del usuario y luego ellos mismos se
la despachan. Esto evita que los trabajadores enfermen y mueran de plomo en la
sangre: un avance significativo en la salud pública.
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La mayoría de las puertas de
los edificios se abren o se cierran al uno acercarse o retirarse de ellas.
Cuando los corredores o pasadizos están oscuros, ante la presencia de un ser
viviente, se encienden las luces; al pasar se apagan: una manera efectiva de
ahorrar energía eléctrica.
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En los baños públicos, cuando
uno ha orinado y abandona el lugar, automáticamente aparece el agua que limpia
el inodoro; igual sucede en el lavamanos, al acercar las manos a la fuente, el
agua aparece… y se detiene al retirarlas. Todo muy práctico.
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El agua que llega a las casas y
que sale por las tuberías es potable, es decir, apta para el consumo humano. La
misma viene de los manantiales y es tratada de una manera que no necesita el
uso de sustancias químicas, que puedan dañar la salud humana, animal o de
plantas.
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De Suiza se dice que es un país
costoso para vivir, pero los servicios públicos funcionan de una manera
sorprendente. Las calles se ven limpias y existen hasta en los bosques, cestos
de basura que las personas usan con regularidad. No vi acumulación de basura en
ninguna calle.
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Los techos de las casas son muy
inclinados; esto permite que en invierno la nieve se deslice hacia el suelo con
facilidad. La mayoría de las casas son muy limpias y bonitas. Algo que me llamó
la atención es que las casas no poseen cercas de cemento ni de ningún tipo.
Fuera se ven bicicletas que sólo son tocadas por los dueños. Esto nos habla de
una consciencia elevada.
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Vi pocas motos en circulación.
El sistema de trenes es tan eficiente que si no posees un carro, no tienes
ningún problema para llegar a tu lugar de trabajo o estudio a la hora indicada.
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No se observan en la ciudad
carros viejos ni echando humo. En las autopistas sólo se ven algunas colas en
las horas de la mañana y por la tarde, es decir, a la hora de entrada y de
salida del trabajo. Durante las noches frías la ciudad se mira solitaria, con
pocos carros y transeúntes en sus calles.
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Suiza es una ciudad bastante
fría, pero el calor de sus gentes es admirable. Son de esas ciudades que nunca desearías
abandonar, y te adaptas a ellas sin notarlo, y uno termina amándolas sin
encontrar una explicación valedera. En mi caso particular, después que salí de
ella ya no soy el mismo de antes. Aprendí tanto de sus gentes que a veces
pienso que este diario será interminable, sobre todo por mis observaciones y lo
que aprendí en tan poco tiempo, pero… si algún día vuelvo a visitar este
hermoso y organizado país, lo continuaré.
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Mi impresión de los suizos es
que son perfeccionistas, pues por mucho que uno busque, no se notan las
imperfecciones en las construcciones, por citar uno de los hechos más visibles
y notales. Hacen las cosas tan bien que no se notan los defectos, si los
hubiere.
Zordy Rivero