Creo
que ya he dicho en algún momento que lo que uno decreta es ley, sobre todo si
ha sido dicho con un gran sentimiento, con una gran convicción que surge de
nuestro interior. Ahora lo sé, pero hubo una época en que ignoraba esta máxima.
No comprendía que a diario estamos escribiendo nuestra realidad, o como gustan
decir algunos, nuestro destino; recordemos que “lo que circula vuelve”. Lo
que sale de mi lleva mi calificación y por lo tanto regresa a mí con esa misma
calificación o energía: así que tengamos cuidado con los pensamientos que salen
de nuestra mente, porque ellos volverán a su creador algún día. En lo que
pensamos y sentimos, en eso nos convertimos.
Cuando
egresé de la universidad de Carabobo en 1991, con el pomposo título de médico
cirujano, juré y me hice la promesa —con un gran desencanto en mi corazón— que jamás
volvería a una universidad a menos que fuera de visita. Mi decepción era grande
debido a que padecía de una ulcera
estomacal, que luego me cure con la Terapia Neural. Sufrí mucho durante mis estudios, debido a que no podía proveerme
de los medios para seguir adelante con una carrera tan exigente, donde uno no se
podía permitir un trabajo remunerativo como alternativa. Provengo de una
familia pobre, pero no faltaron los amigos que siempre me tendieron una mano en
los momentos difíciles. Mi agradecimiento hacia ellos, en especial, a la
familia Cárdenas-Valdez de Arismendi.
Recién
titulado de medico mis colegas de San Carlos me encomendaron la edición de una
revista médica; desistí de asumir esa responsabilidad porque eso llevaba
implícito la idea de continuar estudios a nivel superior; a así sucesivamente
me hice refractario —sin proponerlo— a todo lo que fuera estudios
universitarios. Entonces hice mis estudios de mejoramiento a través de otra
modalidad: Curso por correspondencia que me enviaban de España y que duraban un
mínimo de tres años: Hipnosis Clínica; Terapia Neural y Psicología. Además
seguí escribiendo narrativa de manera indetenible. Es decir me hice
autodidacta, y aún lo sigo siendo.
Entonces,
cuando decretas algo de lo cual te arrepientes en el futuro, ¿qué se puede
hacer? A primera vista muy poco, pero sí, existen varias alternativas que para
la generalidad de las personas no son
fáciles de aplicar. Antes debemos entender que cuando decretamos algo en la
vida, esa información pasa al subconsciente, y es difícil de borrar, pero muy
difícil. Uno de los métodos es una reprogramación del cerebro a través de la
hipnosis; también funciona la auto-hipnosis y la visualización. La ventaja de
la hipnosis es la rapidez con que se miran los resultados asombrosos.
En
mi caso particular, no usé ninguno de estos métodos, y les puedo decir que a lo
largo de mi ejercicio profesional jamás di ni siquiera una hora de clases en un
aula de enseñanza. A pesar de las oportunidades que se me presentaron; era como
si una fuerza superior me lo impidiera. Les contaré un caso que ejemplifica lo
que acabo de exponer. En el 2002 conocí en el pueblo de San Antonio de las
Flores, parroquia de Arismendi a un hombre que luego se hizo un buen amigo mío.
Se llamaba Cano. Padecía un cáncer de laringe que cada día iba reduciendo la
traquea e impidiéndole respirar. Un día sentado en la acera, frente a su casa me
confesó que el caso de él no tenía regreso, pues en una época de su vida en que
le tocó trabajar hasta de noche le pidió a Dios de todo corazón que no deseaba
vivir más allá de los sesenta años. Una semana antes de cumplir la edad
mencionada moría en el hospital Luis Razetti de Barinas con una mascarilla de
oxígeno que lo ayudaba a respirar en lo días finales. La confesión de Cano me
ayudó a ver y percibir las cosas de otra manera, y en especial, a tener en cuenta
los pensamientos que entran y salen de nosotros, arropados siempre por un
sentimiento determinante.
*
A
mis lectores del mundo les recomiendo visitar la página Web de “La Fundación
Mundial para las
Ciencias
Naturales”: www.naturalscience.org/es
Mi
segundo Blog: cronicasdearismendi.blogspot.com
Y
como un regalo especial los remito al artículo: “Una Brújula Moral para el
Viaje de la Vida”.
Viernes, 31-08-2018
Zordy
Rivero, Cronista