Mis
últimos años de ejercicio médico al servicio del Ministerio del Poder Popular
para Salud (MPPPS) fueron un verdadero tormento, que no me dejaba tranquila mi
consciencia. Sé que la mayoría de los medicamentos de farmacia (exceptuando los
naturistas) tienen muchos efectos adversos, que son peores que las mismas
enfermedades. Al menos doce millones de personas mueren al año en el planeta a
consecuencias de los efectos adversos de estas peligrosas drogas.
Cuando
me llegaba un paciente con fiebre alta prefería usar medios físicos, como baños
y aire fresco, antes que los antipiréticos y antibióticos. También indicaba la
vitamina C a altas dosis y la reducción del azúcar refinado, además insistía en
la ingesta de abundante líquido.
Mientras
estudiaba medicina aprendí de los buenos profesores que debíamos tratar a los pacientes
como si fueran de nuestra familia. De modo que siempre tuve esta máxima en
cuenta, aunada a la del gran Maestro Hipócrates, de 'no hacer daño´. Observé en
las salas de emergencias de los hospitales llaneros, mucha apatía de la mayoría
de mis colegas hacia los pacientes desconocidos; pero cuando aparecía un
enfermo, familiar de alguno de estos médicos, corrían y gritaban desesperados,
tratando de auxiliar al desventurado lo antes posible, cosa que no sucedía
cuando el necesitado no era un conocido, y además de su afecto.
En
las visitas que hacían los directores de salud al Ambulatorio donde laboraba,
siempre me reprendían por haber dejado vencer las medicinas que me enviaban. No
les podía decir que muchas de esas drogas al entrar en el cuerpo de un niño,
permanecían en el mismo, hasta por un año, tratando de salir, y que en su
salida (excreción) podían dañar el riñón y otros órganos.
Ahora
que vivo en la ciudad de Valencia me he dedicado a dar orientación sobre la
medicina Naturista; la manera de llevar una vida sana a través de la
alimentación natural. Les digo que la principal causa de las enfermedades
degenerativas, como son la artritis, lupus y todos los tipos de cáncer, es el
chisme. Este genera en el cuerpo baja
vibración y por ende una vida espiritual muy pobre, llena de dificultades y
dolencias. El no juzgar evita que seamos sometidos a la misma prueba que
estamos condenando en otro ser, con tantas limitaciones como las nuestras, pues
venimos a la tierra a aprender, y aprendemos cometiendo equivocaciones. Casi
siempre cuando vemos dificultades o deficiencias en otras personas, nosotros
mismos tenemos esas mismas dificultades o limitaciones. Quien no las tiene prefiere
mantenerse en silencio… sin juzgar.
*
Nota Publicitaria:
Les dejo a mis preciados lectores una página Web perteneciente a “La Fundación
Mundial Para las Ciencias Naturales”, a la cual pertenezco. En ella encontrarán
información científica de la más alta calidad, referente a temas que tienen que
ver con la salud en general: www.naturalscience.org
Val, 29-04-16
Zordy Rivero