El diccionario de María Moliner
define la palabra Terco como: 1. la persona que se mantiene en sus actitudes o
ideas aunque haya en contra razones convincentes. 2. Obstinado, testarudo,
tozudo.
He tenido que lidiar muchas veces con esos seres testarudos que se niegan a estar equivocados. Yo en una época fui uno de ellos. En mi juventud me granjee muchos enemigos porque además de testarudo era leguleyo, y esto molestaba a mucha gente. Ahora me considero un triunfador al haber sobrevivido a aquellos años tormentosos. Como tenía un gran acervo cultural, o mejor sea dicho, una amplia cultura general, fue muchas las veces que logré ridiculizar a mis semejantes, tan sólo para satisfacer mi ego envanecido. Quizás si hubiese estudiado Derecho, ya alguien en su momento, habría terminado con mis días. Pero no escribo este artículo con la intención de hablar de uno de mis defectos de la juventud, pues alcancé a superar esa deficiencia de mi personalidad que ya no soportaba un ropaje tan limitado. Ahora no me queda más que tener misericordia y compasión para con mis hermanos sabelotodos.
Los
testarudos se niegan a aceptar sus equivocaciones y esto es motivo suficiente
para que se queden estancados en el tiempo, pues ellos no evolucionan
espiritualmente y si lo hacen es con mucha lentitud. La razón de ser de ellos
es no perder nunca una discusión, no dar su brazo a torcer, aunque en ello se
les vaya la compostura y tranquilidad. Sus vidas se hacen tan monótonas que hasta
para ellos mismos termina siendo insoportable. Quizás en otra encarnación tengan
la oportunidad de crecer, por lo que no es raro que terminen encarnando en Japón
o la India donde aprenderán sobre la humildad —que es un don de Dios—, y que ellos
no están dispuestos de alcanzar. No diré que el testarudo sea un verdadero
arrogante, o que nunca tengan la razón, aunque si les falta, mucha humildad,
sobre todo para aceptar que están equivocados y que no siempre tener la razón es
una ventaja; ya sabemos que aceptar nuestros errores y equivocaciones es un
requisito para el aprendizaje y el desarrollo espiritual.
La mayoría
de estos seres terminan siendo muy infelices debido a que bloquean el amor y la
seguridad en su entorno. Su mortificación les viene de ese ego insaciable que
siempre les está hablando y conminando a responder, confrontar, explicar,
gritar e imponer su parecer, que aunque sea irrazonable ellos se encargarán de hacerla
valer, cueste lo que cueste.
La
mejor manera de convivir con ellos es aceptar sus puntos de vistas, aun cuando
no los compartamos, logrando de ese modo, que ellos se vean forzados a aceptar
los nuestros, aunque no sean de su aprobación.
*
Les recomiendo a mis
amigos del mundo visitar la página Web de “La Fundación Mundial para las
Ciencias Naturales”: www.naturalscience.org/es
Mi segundo Blog: cronicasdearismendi.blogspot.com
Y como un regalo
especial los remito al artículo: “Una
Brújula Moral para el Viaje de la Vida”.
Domingo,
28-05-2019
Zordy
Rivero, Cronista