Estas consejas las
escuché desde mi infancia en el llano donde he vivido la mayor parte de mi
vida. Quizás provengan de otros lugares y hasta de otros países, pero yo las oí,
repito, en mi llano:
Cortar tres picos de
topochos y echarlos al hervido al inicio de la cocción evitará que el mismo se
ponga morado. Es una fórmula misteriosa pero segura para los aficionados al
sancocho.
Nunca barras tu casa
o negocio de adentro hacia afuera porque es una manera de botar la buena
suerte. Hazlo desde el frente y la cocina hacia el centro de la casa.
Cuando en tu casa
aparezca alguien por la mañana a llevar chismes, con seguridad tendrás un mal
día. El chisme es baja vibración y obscurece la casa. Siempre habrá problemas o
se agravarán los existentes. Solución: envolver a la persona con fuego violeta de
transmutación.
Tener un árbol de
samán en la casa, aunque sea pequeño, te librará de las malas influencias y
energías negativas, ya que el samán las absorbe en su totalidad.
Sembrar frente a tu
casa o en el jardín planticas de albahaca te liberará de las personas
envidiosas. Casi siempre el pequeño arbolito absorbe la baja vibración de la
envidia, aunque tenga que morir por su dueño.
Cuando tomes plantas
medicinales para tu curacón, hazlo en números impares para que te puedas curar;
si lo haces en pares habrás perdido tu tiempo y recibirás una segura decepción.
Pero antes de desprender o cortar una parte de la plantica, debes pedirle permiso
al elemental de esa planta y a Dios, su Creador. Finalmente le dejarás una
bendición y te retirarás en silencio.
Agradecerle a Dios
cada mañana por nuestra existencia es suficiente para que jamás suframos de
escasez en casa. Dios sabe lo que nosotros necesitamos, pero espera de nuestro
agradecimiento. Luego, compartir un poco de lo que tengamos con los demás es la clave para generar abundancia permanente. No olvidemos que el único que tiene
derecho a recibir es el que da, pero hay que dar primero.
Arismendi,
06-02-2015
Zordy
Rivero, Cronista