martes, 17 de febrero de 2015

MISTERIOS DEL LLANO III

Estas consejas las escuché desde mi infancia en el llano donde he vivido la mayor parte de mi vida. Quizás provengan de otros lugares y hasta de otros países, pero yo las oí, repito, en mi llano:

Cortar tres picos de topochos y echarlos al hervido al inicio de la cocción evitará que el mismo se ponga morado. Es una fórmula misteriosa pero segura para los aficionados al sancocho.

Nunca barras tu casa o negocio de adentro hacia afuera porque es una manera de botar la buena suerte. Hazlo desde el frente y la cocina hacia el centro de la casa.

Cuando en tu casa aparezca alguien por la mañana a llevar chismes, con seguridad tendrás un mal día. El chisme es baja vibración y obscurece la casa. Siempre habrá problemas o se agravarán los existentes. Solución: envolver a la persona con fuego violeta de transmutación.

Tener un árbol de samán en la casa, aunque sea pequeño, te librará de las malas influencias y energías negativas, ya que el samán las absorbe en su totalidad.

Sembrar frente a tu casa o en el jardín planticas de albahaca te liberará de las personas envidiosas. Casi siempre el pequeño arbolito absorbe la baja vibración de la envidia, aunque tenga que morir por su dueño.

Cuando tomes plantas medicinales para tu curacón, hazlo en números impares para que te puedas curar; si lo haces en pares habrás perdido tu tiempo y recibirás una segura decepción. Pero antes de desprender o cortar una parte de la plantica, debes pedirle permiso al elemental de esa planta y a Dios, su Creador. Finalmente le dejarás una bendición y te retirarás en silencio.

Agradecerle a Dios cada mañana por nuestra existencia es suficiente para que jamás suframos de escasez en casa. Dios sabe lo que nosotros necesitamos, pero espera de nuestro agradecimiento. Luego, compartir un poco de lo que tengamos con los demás es la clave para generar abundancia permanente. No olvidemos que el único que tiene derecho a recibir es el que da, pero hay que dar primero.

Arismendi, 06-02-2015
Zordy Rivero,  Cronista

lunes, 16 de febrero de 2015

CARNAVALES DE ARISMENDI EN LOS AÑOS SETENTA DEL PASADO SIGLO

Puedo referir que los carnavales de Arismendi en la década de los 70 del siglo XX fueron carnavales muy violentos, salvajes y temidos. No existía respeto por el ser humano, propiedad o jerarquía. Al igual que las peleas de gallos y los toros coleados, estos juegos representaban un resabio del extinto Imperio Romano, quien terminó desapareciendo gracias a sus abusos e irrespetos hacia la vida en general.

Recuerdo que en el pueblo se organizaban grupos de personas y se metían en las casas por la fuerza. De los cuartos y de debajo de las camas o escaparates sacaban a las pobres victimas para echarles agua y cubrirlas de barro. Si las personas o familias se molestaban, peor para ellas, pues le volvían a aplicar la misma dosis hasta que se enfriaran o contentaran. Algunas de las victimas seguían a sus verdugos como una forma de obtener venganza en otras personas.

Muchas familias en la época de carnaval se iban a los campos, a casas de familiares para evitar los abusos. Otros compraban comida suficiente y permanecían encerrados durante tres días, en silencio, temerosos de que una bandada de vagos cayera sobre sus casas. A mí me pareció que eran unas fiestas muy tristes y decadentes. En el Corroncho, a orillas del río Guanare, hacían pozos de lodo y todo el que tenía la desdicha de pasar por allí lo agarraban y metían en el barrizal, casi siempre a la fuerza. A este acto lo llamaban “salar”, y el desafortunado salía irreconocible, como un perro recién bañado que se estruja en el polvo.

Ese salvajismo generó muchas peleas violentas, incluso muertes. Pero no fue esa la causa de la desaparición de la violencia carnavalesca. Mucha gente empezó a andar armada y esto creó temor en los abusadores, quienes se abstenían de lanzar agua o sustancias dañinas (pinturas, aceite quemado, carbón) para no exponerse a una bala o en el menor de los casos a una puñalada.

Pero la máxima violencia de los carnavales de Arismendi estuvo representada por un miembro de la Guardia Nacional llamado el distinguido Garrido, que de paso vivía con una buena mujer de la localidad: Martina Domínguez. Este distinguido de la Guardia, con sus amigos de tragos, marcó al pueblo con sus actos agresivos. No había discriminación. Todo aquel que presentaba resistencia caía abatido bajo el poder de la bandada de borrachos. Su recuerdo nefasto no ha tenido parangón con otras épocas. Fueron días oscuros y tristes para Arismendi, un pueblo sumido en el atraso y completamente aislado de las grandes urbes.


En nuestra época, es decir, en este año 2015, los carnavales más sonados son los de Guadarrama. No se permite jugar con agua a menos que se haga dentro del hogar, sin afectar a terceros. Sin embargo, este año no se realizaron las acostumbradas festividades debido a las deficiencias en la energía eléctrica y el agua potable. Aunque no fue suficiente obstáculo para que muchos arismendeños y calaboceños se dieran cita en la acogedora parroquia de Santo Tomás.

Arismendi, 16-02-2015
Zordy Rivero,  Cronista