domingo, 24 de julio de 2022

ELADIO

Hablar con Don Eladio Tarife, establecer un dialogo con este legendario trovador del llano, compositor nacido en Arismendi, Estado Barinas, es por demás, fructuoso y agradable. Él, sin timidez alguna, va dibujando con lenguaje sencillo y propiedad, todo lo que tiene que ver con esa llaneridad que carece de fronteras y limites dentro del paisaje humano, convencido de que la música, el baile, los cantos de arreo, el trabajo de llano, la alegría y la tristeza de su gente sigue siendo la misma que nos identifica tanto aquí como allá, del otro lado de la frontera. Basado en esto, Son Eladio nos dice que “el llano es uno solo”. Conversemos con él.

Aurora Díaz de Sánchez que es una persona muy ligada a la cultura de los llanos colombianos (Arauca) nos decía que hay in movimiento sumamente interesante que se está desarrollando allá. ¿Qué opinión tiene usted acerca de eso? ¿Qué diferencia hay entre el llano colombiano y el nuestro? Indagó Héctor Valero acomodándose en la silla, mientras el equipo técnico, revisaba la pizarra de actividades para asegurarse si en el transcurso de la mañana tenía pautada alguna función.

Como te acabo de decir, el llano es uno solo. Aquí se ha perdido la mayoría de las costumbres tradicionales: hablando de su música, su forma de trabajo, la manera de vivir. Yo estuve viendo un documental en Colombia, y allí tu no ves a un hombre montado a caballo sin sombrero. El elemento llanero, llanero, llanero, trabajador de hato, pata pelá, tú no lo ves acá. Lo ves allá. Se remangan el pantalón a la rodilla, trabajan como trabajaban aquí antes: sin camisa, con un sombrero, a sabana abierta. Fíjate una cosa, hay un documental que hicieron en Colombia, y lo debe traer Elda Flores, que debe llegar hoy o mañana, del trabajo del llano, de cómo se toca la bandola, como parrandean ellos. Estos, al terminar la faena llanera, en la noche, asan una ternera. Hay arpa, bandola, canto, zapateo y baile parejo… Eso es los fines de semana, porque los trabajos son largos en esos hatos, a veces duran un mes, mes y medio. Generalmente se hace en la época de invierno. Y cuando termina todo el trabajo, se reúnen los llaneros de esos hatos cercanos para hacer tremendas fiestas, con coleaderas y demás. Allá, por ejemplo, no hay esa costumbre equivocada que tenemos nosotros aquí de utilizar como vestuario, vestimenta o atuendo criollo, la fulana camisa a cuadros y pantalón bluyin, Allá, puede ser cualquier franela, cualquier camisa, cualquier pantalón, pero no una camisa a cuadros, como los tejanos, con un águila volando o un tropel de caballos pintados en el pecho y pare usted de contar. No…, nada de eso se acostumbra allá.

—Y en lo musical ¿En su criterio a qué se debe que la bandola se haya popularizado tan rápidamente en los llanos?

—Tanto en Venezuela como en Colombia la bandola llegó primero que el arpa. Entró por el Delta del Orinoco y, a través de la vía fluvial, llega a nuestros llanos. La bandola trascendió más rápido, decimos nosotros, por la facilidad de trasladarla. El llanero agarra una bandola, la mete en una capotera, se la echa a la espalda, se monta en el caballo, y les quedan las manos libres para hacer cualquier cosa. Mientras, que con un arpa uno no puede hacer eso. Y lo que se tocaba, en ese entonces, era puro joropo tramao. Después vino la quirpa, el pajarillo y otros ritmos musicales. Para que tú veas, aquí se empezó a tocar el pasaje desde que llegó el arpa. Porque el arpa se presta más para ejecutar ese ritmo, que incita al enamoramiento, al despecho, al canto a la naturaleza. Claro, aquí se ha tergiversado mucho, y ya no se sabe realmente lo que están tocando. Allá, el arpa no la han cariado. Por lo menos, en lo que se refiere a la música tradicional. El joropo en sí, y el pasaje, se mantienen intactos, con su calidad, como llegó. Yo acabo de ir a un festival en Maturín, acompañado de Guillermo Jiménez Leal, en calidad de jurado, y chico, yo me quedé loco. Hay un muchacho que le está tocando a un niño, que canta muy bueno, pie cierto, y tú te das cuenta que es una quirpa cuando el niño empieza a cantar. Entonces, cuando el muchacho empieza el canto, el ejecutante cambia para dos o tres temas diferentes en el puente de la canción. Eso para un niño es muy difícil, porque no puede entender lo que estás haciendo. Ya que tú eres la guía, tú eres el que llevas el instrumento. Por eso es conveniente aclarar en los festivales, qué entendemos por música llanera, para diferenciar una cosa de la otra. Antes, había aquí, una comisión de la asociación de autores y compositores. Y si alguien iba a grabar una letra, esa letra tenía que ir avalada con el permiso con el permiso de esta institución, para garantizar, la calidad del disco.

La otra parte que nosotros hemos criticado mucho. Es que ahora han cogido, chico, en que hay un tipo que es el gran macho, que habla de todas las mujeres, que si le hizo esto, que si le hizo lo otro. Es un irrespeto a la mujer nuestra, que se ha ganado ese puesto desde la independencia. Y es un irrespeto a la música muestra, porque ahora salen, que si el burrero, que si el ñemero, que el que no puede tal cosa… ¿Cómo vas a sacar tú eso a la calle? ¿Cómo vas a competir tú con un tema que nos venga de Europa, o de cualquier parte de Latinoamérica? Algunos dicen que las rancheras son chabacanas. Pero, vamos a estar claros, nos hablan todos los días de lo suyo, de su pueblo, y las difunden en todas partes. En donde hay un acto, está la música mejicana. En las películas, en las novelas, en lo que sea.

La música nuestra no se merece ese tratamiento que le han dado. Es sumamente bonita, bella. Además, está llena de alegría y es parte de nuestra vida y es nuestro gran patrimonio. Y así como los mejicanos, todos los países. Los únicos somos nosotros. Aquí, por lo menos, tenemos un programa de música foránea, sin tomar en cuenta a la nuestra, sin pagar compensación a nadie y, de una vez, están cobrando los derechos de autor. Entonces, ahí nosotros estamos en el aire. La música nuestra para entrar en cualquier país latinoamericano, tiene que pagar una compensación si se quiere ejecutar. Anteriormente, aquí los cines, en el año 1954, antes de empezar una película, tenían que presentar un conjunto de música venezolana, porque era obligatorio. Todo eso se ha perdido. Nos los estamos dejando quitar de las manos.

Lo otro que es muy importante señalar, es la falta de reglamentación para estos señores clonadores de CD. Porque no es justo, que después que tú haces un esfuerzo grandísimo por sacar un disquito, llegan estos señores, y te lo queman para venderlo a mil y dos mil bolívares. ¡No chico, eso no puede ser!

—Para finalizar Don Eladio ¿Usted cree que es necesario volver a las raíces para intentar y corregir, de algún modo, esa autenticidad que se ha perdido de la cultura llanera en nuestro país?

—Por supuesto. No sólo es necesario. Estamos obligados a hacerlo si queremos mantener la identidad. Aunque uno tiene que adaptarse a los nuevos tiempos. Ahorita por ejemplo hay un montón de muchachos, de nuevos talentos que tienen muchísimas condiciones, tienen muy buenas letras, muy buenas voces, y han logrado cierto éxito interpretando música nacional, pero ojo, tengo que aclararte algo, ellos deberían ir buscándole un nombre a ese estilo, porque nadie puede negar que sea música venezolana, pero música llanera, genuina, tampoco es.

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Una entrevista a Eladio Tarife, extraída del libro de mi amigo Arnaldo Erazzo: “El llano: Voces y testimonios de sus cultores”, publicado en Barinas el año 2013.

viernes, 1 de julio de 2022

"GENTE ÍNGRIMA", UN POEMA DEL LLANO

En el poema Gente Íngrima de Adhely Rivero, el poeta nos presenta a Elieche Manro, un viejo muy sabio que ha aprendido a comunicarse con sus gallos, hasta el extremo de impulsarlos a tomar decisiones que al final definen el curso de sus propias vidas. Pero ¿cómo se logra esa comunicación tan sutil y real? Sabemos que los animales adquieren costumbres de sus dueños, les obedecen y hasta logran pronosticarle un acontecimiento desagradable que se podría evitar; pero en el caso de nuestros amigos emplumados ellos han logrado penetrar en el ser interno de su dueño y vivir en parte, su vida, en la medida en que él se los permite. Entendemos, de ese modo que, el sentido de la vida de don Elieche Manro eran los gallos y estos los sabían y comprendían. Sabemos también que todo en la vida está conectado, y que donde ponemos nuestra atención allí estamos nosotros, creando ese don que nos comunica sin el habla, con esa vida elemental y a la vez compleja, que nos rodea y que ocupa nuestro espacio en la tierra mientras interactuamos entre sí.

El poema está ambientado principalmente en el llano, donde sus personajes despliegan una sabiduría intuitiva que trasciende la norma general del llanero común. Es una poesía muy fluida, pero a la vez muy inteligente que nos muestra el pensamiento de personas que llevan una vida aparentemente sencilla y monótona, pero que en esencia no es así, pues este poema nos revela una realidad que puede suceder en cualquier lugar de la amplia geografía llanera.

Yo como un conocedor de esa geografía y de muchos de los hechos allí contados, poseo la ventaja de haber vivido en parte esas memorias, hasta donde el recuerdo me lo ha permitido; situaciones que todavía no han sido explicadas adecuadamente, tornándose en pensamientos que van y vienen sin una explicación lógica que las sostenga, pero que gracias a Adhely, con su gran capacidad de observación y prodigiosa memoria nos cuenta lo que en realidad sucedió en aquellos lejanos días de la década de los 70 y más atrás. Pero la historia no termina allí, por la simple razón de que cada lector, con las herramientas del escritor, podrá recrear su propia historia y darle un sentido propio, sea a través del aprendizaje que se obtiene con la experiencia de los personajes del poema, o con una historia que le habla al lector que se acerca a ella con una mente amplia y novedosa.

No deseo prefigurar ni dar a entender que el poema está cargado con un fuerte sentido de misterio, y que las acciones de los personajes pertenecen a la historia de un pueblo que trasciende las fronteras del llano. Sabemos que el llanero es un personaje que ha adquirido una sabiduría poco común, marcada por un componente muy fuerte de vivir en libertad y con el sentimiento de no temerle a nada, que en muchas ocasiones se convierte en una manera inexplicable de retar el peligro, desestimando el miedo a la muerte. Quiero decir que las limitaciones del llanero se las impone él mismo, no el llano ni las circunstancias, y este hecho surge porque el llanero cree que él es dueño y señor de ese entorno que él mismo ha modelado.

Cuando leí por primera vez este largo y a la vez complejo poemario de Adhely me sentí gratamente impresionado, porque de alguna manera el poeta estaba contando mi historia, que no deja de ser la historia de todos los llaneros que un día aprendimos a vivir en esta dura escuela, que nos retaba a diario a aprender, experimentar o morir, donde un acontecimiento imprevisto pudo alarmar a todo un pueblo en un momento y al día siguiente había sido entregado al olvido del tiempo histórico. Porque para el llanero tan sólo importa el momento, el desprendimiento y el desprecio por la muerte y el peligro. No es raro que la dureza del llano nos impida alcanzar la vejez en muchos casos, a menos que te desligues de esa realidad que forma parte de la vida y de la muerte. Una solución que muchos en su juventud eligen: viajar a las ciudades y apartarse de los peligros del llano, que es todavía un mundo virgen y lleno de aventuras. Nacer en el llano no sucede por simple casualidad: aprendes a ser valiente y a no temerle a las grandes inmensidades, con sus soledades infinitas. Es todo un reto. Naces en el llano, en esencia, para aprender a ser valiente, para resolver sobre la marcha; y quien ha vivido en el llano puede vivir en las sociedades más inhóspitas del planeta. Esa es nuestra herencia. Gracias Adhely por este hermoso poema: Gente Íngrima.  

Arismendi, 01-07-2022

Zordy Rivero