La Viagra, un Ayudante Traicionero
Un viejo amigo acudió a mi consulta.
Apenas entró me dijo que no venía a hacerme perder el tiempo, y que sin mayores
rodeos iría al grano.
-Necesito una ayuda para mi
‘compañero’, ya que, como usted sabrá me acabo de casar con una mujer de veintitrés
años y yo tengo setenta… y un poquito más.
-Cuantas veces está usted con su mujer
en un mes.
-Apenas dos veces al mes -respondió con
un tono de desaliento.
-El caso amigo mío -dije-, es que
usted, a su edad, le toca tener una sola relación sexual cada dos meses. Por lo
que a mi parecer se está excediendo.
El hombre se levantó de la silla con el
cuerpo descompuesto, alterado por la ira.
-Yo pensé que usted era amigo mío.
Ahora entiendo que he venido al lugar equivocado.
Salió sin despedirse ni escuchar
explicaciones; y las explicaciones que pensaba darle, era que en la naturaleza
existían plantas medicinales que podían ayudar sin comprometer el cuerpo, o
llevarlo a un extremo de agotamiento innecesrio, que por lo regular podía ser
contraproducente. Mencionaré dos de ellas conocidas en el mundo entero: el Ginseng
Siberiano y el Ginkgo Biloba, que son excelentes revitalizantes y oxigenantes
cerebrales, y como tal, mejoran la circulación general del organismo de manera
excepcional.
Mi amigo optó por la salida fácil,
rápida e imprudente: tomar Viagra. Antes del mes murió de un paro cardiaco a
causa de ponerle un trabajo excesivo a un corazón envejecido y quizás enfermo.
A través de la investigación se ha
llegado a conocer que la Viagra y similares poseen muchos efectos adversos,
pero una de las causas más notables de esta droga es que ella rescata la
virilidad del hombre, sin éste darse cuenta que esa virilidad tiene que expresarse
a través de un cuerpo viejo y agotado. Entonces la muerte viene por el
cansancio o abuso de un cuerpo envejecido.
Val, 06-01-2017
Zordy Rivero