lunes, 28 de septiembre de 2009

CRÓNICAS

Tratamiento de la Picada de Raya

Hace aproximadamente dos años me encontraba de visita en casa de unos amigos en la parroquia Curbatí del municipio Pedraza del Estado Barinas. Cuando ya me disponía a despedirme apareció un picado de raya, un pariente de la familia. Se encontraba pescando en el Pagüey, un río con lecho de piedras y aguas turbias, en un lugar donde abunda la raya tigrita, conocida su fama por lo pequeño de su tamaño y lo certero de su embestida. El joven pescador se encontraba desmejorado después de dos horas de insoportable dolor. El dueño de la casa pidió que le consiguieran una raíz de yuca dulce. Al tenerla en su mano procedió a quitarle la cubierta, y con el filo del cuchillo empezó a rasparla, luego aplicó una pócima en la herida. Antes de los diez minutos el dolor empezaba a ceder. Al día siguiente volví a la casa del paciente y lo encontré completamente restablecido. Se disponían a aplicarle otra ración de pulpa de yuca.

Yo siempre había tratado con éxito las picadas de raya con procaina, un anestésico usado en la Terapia Neural; se aplica con una jeringa apropiada en la herida y alrededor de la misma. El anestésico actúa descomponiendo las proteínas del veneno, inutilizándolo, a la vez que estabiliza los nervios y tejidos. El raspado de yuca colocada en la herida actúa extrayendo el veneno y posiblemente haciéndolo inocuo. Aun cuando la Terapia Neural es efectiva y da resultados satisfactorios, la yuca es de efectos más rápidos y alentadores.
Zordy Rivero
Arismendi, 28-09-2009