Tratamiento de la Picada de Raya
Hace
aproximadamente dos años me encontraba de visita en casa de unos amigos en la parroquia
Curbatí del municipio Pedraza del Estado Barinas. Cuando ya me disponía a
despedirme apareció un picado de raya, un pariente de la familia. Se encontraba
pescando en el Pagüey, un río con lecho de piedras y aguas turbias, en un lugar
donde abunda la raya tigrita, conocida su fama por lo pequeño de su tamaño y lo
certero de su embestida. El joven pescador se encontraba desmejorado después de
dos horas de insoportable dolor. El dueño de la casa pidió que le consiguieran
una raíz de yuca dulce. Al tenerla en su mano procedió a quitarle la cubierta,
y con el filo del cuchillo empezó a rasparla, luego aplicó una pócima en la
herida. Antes de los diez minutos el dolor empezaba a ceder. Al día siguiente
volví a la casa del paciente y lo encontré completamente restablecido. Se
disponían a aplicarle otra ración de pulpa de yuca.
Yo
siempre había tratado con éxito las picadas de raya con procaina, un anestésico
usado en la Terapia Neural; se aplica
con una jeringa apropiada en la herida y alrededor de la misma. El anestésico
actúa descomponiendo las proteínas del veneno, inutilizándolo, a la vez que
estabiliza los nervios y tejidos. El raspado de yuca colocada en la herida
actúa extrayendo el veneno y posiblemente haciéndolo inocuo. Aun cuando la Terapia Neural es efectiva y da
resultados satisfactorios, la yuca es de efectos más rápidos y alentadores.
Zordy Rivero
Arismendi, 28-09-2009