lunes, 24 de junio de 2013

MIS EXPERIENCIAS EN LA MEDICINA

Curación de la Próstata

Recuerdo que los días de mi infancia que pasé en Arismendi, no se conocía la enfermedad de la próstata. En aquella época la gente del pueblo tomaba café mezclado con brusca. Recogían el minúsculo grano de la planta de flores amarillas y olor repugnante, y lo tostaban con el café para que rindiera. No sabían que estaban tomando una poderosa medicina que evitaba que la próstata creciera o se hipertrofiara. La plantica se encuentra en los patios y casas abandonadas. En el llano crece en los rastrojos y paradero de ganado, y como no permite el crecimiento de plantas ornamentales (por su condición invasora), con frecuencia es arrancada de raíz y echada al fuego, como un estorbo.

En la medida que evolucionó la sociedad y con ella las industrias, surgió el café empaquetado, y la gente, en especial las mujeres, abandonaron el hábito de tostar café con brusca.

En el caserío de Santa María de Canaguá, perteneciente a Curbatí de Pedraza, conocí a un paciente llamado “Juan Negro”, que padecía de hipertrofia prostática, por lo que tenía que usar permanentemente una sonda de Foley para poder orinar. Le dije que tomara la brusca, y de manera sorprendente, al terminar el primer mes de tratamiento, ya no necesitaba la sonda. Cuatro años después lo volví a ver y me dijo que se había curado definitivamente. 

La brusca también es usada con mucha efectividad en el prolapso uterino y vaginal. A todas mis pacientes que padecen de esas dolencias les he indicado tomarla. Todas se han sanado evitando una intervención quirúrgica, que siempre es riesgosa.

La manera de tomarla es: cinco (5) a siete (7) granitos de brusca al día, masticada o entera, por tres meses.

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Existe una semilla muy poderosa para detener el crecimiento de la próstata: la semilla de auyama. En realidad quien posee las propiedades curativas es el pequeño genoma que se encuentra en su interior, pero por cuestiones de comodidad, se muele toda la semilla después de haberse secado. Se diluye en cualquier líquido, aproximadamente lo que se toma con la punta de un cuchillo, una vez al día por tres meses. Al final de ese período el paciente se hará otra valoración médica y notará, para satisfacción propia y del médico tratante, los resultados espectaculares. Combinada con las semillas de brusca el efecto es más rápido y duradero. En mi larga experiencia con las plantas medicinales, no he visto ningún caso de recidiva.

Zordy Rivero, Cronista
Arismendi, 24-06-2013

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