domingo, 14 de junio de 2015

MISTERIOS DEL LLANO IV

Para los bebedores empedernidos, echarse un poco de sal en un bolsillo permite que el licor no se le suba a la cabeza, sobre todo para aquellos que gustan de hacer el ridículo, o son irrespetuosos con los demás. El inconveniente viene cuando se acuestan a dormir, la resaca del día siguiente es tan fuerte que puede enloquecerlos. Muchos terminan dejando la bebida para siempre.

Colocar una escoba volteada detrás de la puerta al momento en que una persona indeseable -chismosa, parlanchín, entrometida-, hace entrada en la casa, facilita que este se vaya de inmediato por donde vino, llevándose su oscuridad y malas influencias a otro lugar. Este procedimiento era muy usado en la sociedad del siglo pasado (S. XX) y se dice que procedía de las brujas de la Edad Media.

Este extraño caso me lo contó un amigo de Guanarito: Johanni Solórzano. Se trataba de un enfermo mayor -entrando en la ancianidad-, con Erisipela que no respondía a los antibióticos, esteroides ni a ningún tratamiento conocido. La enfermedad había empezado con un enrojecimiento de una de las piernas, con excesivo calor, dolor y tumefacción; luego la pierna se  llenó de pústulas purulentas. El edema alcanzó el muslo. Los médicos del hospital habían pensado en una amputación como un modo de salvar al paciente pero los familiares se opusieron... hasta que apareció la salvación: Un hombre que trabajaba con la Naturaleza sugirió que le aplicaran el remedio del sapo, el cual consistía en pasarle un sapo rosando la pierna en forma de cruz, de arriba para abajo y de adentro hacia afuera, siete veces. Le hicieron el remedio y en el mismo instante el hombre empezó a mejorar su estado general, incluyendo la hinchazón. Al otro día pudo caminar sin ayuda. Pidió comida y comió en abundancia; un buen síntoma de recuperación. ¿Qué sucedió? ¿Cómo fue que tuvo éxito la curación con el ritual del sapo? Desconozco algún otro paso de este ritual, sólo puedo decir que el sapo, a través de los pases adquirió el calor de la parte enferma, y que a los pocos minutos murió. Luego, de inmediato el paciente empezó a mejorar.

Arismendi, 14-06-2015
Zordy Rivero,  Cronista 

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