En el año de 1.957 se levantó un negocio en una
de las calles principales de Arismendi -a una orilla del río Guanare-, que con
el paso del tiempo se hizo muy popular. Estaba construido con paredes y piso de
cemento, cuando en el Arismendi de la época predominaban las casas con piso de
tierra y paredes de astillas de palma, cubiertas con mezcla de paja y barro. Su
dueño era Pedro Bolívar López, mejor conocido como don Pedro Bolívar. El
maestro de la obra fue un español llamado Martín Méndez (Musiú Martín).
Se vendía
gasolina a los motores fuera de borda que viajaban hacia Guanarito y Camaguán,
a llevar productos del campo y a traer víveres. Existían dos Bongos con
capacidad aproximada de 10 toneladas cada uno, conocidos como “El Machete”, de
Manuel Eleazar Chirinos, conducido por Morochito; y el “Sapo” de Pedro Asunción
Rico. En esos días era muy raro que una persona poseyera un motor de uso
personal. Una de las peculiaridades más atractivas y dignas de admiración, era
que la gasolina se extraía de un tanque subterráneo con capacidad para 10.000
litros, por medio de un motor de gasolina de 3.5 HP, muy semejante a las bombas
actuales.
Regentaba el comercio José Rodríguez Barrios,
quien además de despachar enseres domésticos, vendía la famosa cerveza media jarra, contenida en una botella verde. Por ese paso acudía la
gente del pueblo a bañarse en los días de verano, y era tal la afluencia de
personas, que sólo se escuchaba el sonido del chupulún en el agua turbia. El negocio fue bautizado con ese nombre
y también José Rodríguez, que en lo sucesivo se le conoció como José Chupulún. Además lo atendieron
Cleofe Monagas, Gervacio Dorante, Néstor Rojas E. (Catire Lucas), José León Acosta Flores, José Bravo y Juan Acosta
Flores.
Pedro Bolívar tenía otro establecimiento
comercial en la misma calle, donde vendía víveres, telas, sombreros, tabaco en
rama, leña, etc.
En una esquina de la plaza Bolívar (en la calle Comercio)
se destacaba el expendio de medicinas “Santa Marta”, propiedad de Clara de
Bolívar, esposa de Pedro Bolívar.
Diagonal al Chupulún, se erigió una especie de
abasto muy próspero, regentado por Blas Flores, teniendo como dependiente a
Benilde Lozada. La casa pertenecía a Luís Quiñones y Delia de Quiñones, dueños
de El Corroncho. Parte de esa casa
fue transformada en un bar, conocido como El
Retruque, nombre puesto por Oswaldo Rivero, pues, los bebedores de licor,
en busca de cervezas frías, a altas horas de la noche, cuando llegaban a este
bar tenían que regresarse o volver sobre sus pasos obligatoriamente.
A una cuadra del Chupulún se destacaba el negocio de Alejandro Ceballos -capitán
Ceballos- atendido por Euclides Escalona, donde se vendía víveres y
cigarrillos de las marcas Kamel, Lido, Bandera Roja, Capri; la conocida media
jarra y caña clara de las marcas Recreo, Palmita, Anís “El Mono”, y el famoso
anisado “La Cotorra”.
Al frente de la Plaza Bolívar, diagonal a la
Iglesia Inmaculada Concepción estaba la posada de Juan Bautista
Chirimelli (Chicho Chirimelli), donde
se hospedaban, en su mayoría, los maestros de escuela que venían de otras
regiones. Se vendía comida criolla. Anexa, una bodega atendida por don Chicho.
La actividad comercial de Arismendi se centraba
en dos cuadras de la calle Comercio, que remataba en una escuelita de Primaria,
ubicada donde está ahora la casa del Padre
Acero. En el patio de esa escuela se instaló un cine, traído por Julián A.
Laya; los bancos eran de tablas, colocadas sobre horquetas de cují. No tuvo
mucho éxito debido a que las imágenes en pantalla salían invertidas. Uno veía
correr los caballos con las patas pegadas del techo, y a los personajes andando
de cabezas.
*
Agradezco la información aportada por mi amigo
Néstor Rojas, dependiente de farmacia Santa
Marta, primer expendio de medicinas de Arismendi.
Arismendi, 30-11-2012
Zordy Rivero, Cronista
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