lunes, 29 de julio de 2013

MISTERIOS DEL LLANO II

Cuando vivía en las serranías de Pedraza me contaron de una familia numerosa que tenían una extensa plantación de café, y se dio el caso que uno de sus miembros tuvo un encuentro infortunado con una mapanare. Sabiendo que era imposible eliminarlas -pues ellas viven debajo de las grandes piedras, donde se reproducen y multiplican-, optó la familia por atraparlas, extraerles el veneno y aplicárselos en el brazo con una jeringuilla, en pequeñas dosis, en intervalos de un mes. Esto creó inmunidad contra el mortífero veneno.
Se conoce que el mejor antídoto contra el veneno es ingerir la bilis de la culebra en su totalidad. Este hecho implica sacrificarlas, lo cual no es recomendable ni apropiado, ya que al hacerlo toda la población de reptiles conocerían al agresor humano, tomando venganza en cuanto se les presente la oportunidad. También la Terapia Neural, aplicada en la zona de la mordedura es efectiva; esta sustancia química (procaína o lidocaína), destruye los enlaces moleculares de las proteínas del veneno, inutilizándolo. Su efectividad es excelente si se aplica durante las primeras cuatro horas posterior a la mordida.
Cuando tuve la ocasión de conocer a la familia y me gané su confianza, les dije que hicieran un pacto de respeto mutuo con las criaturas del bosque; de ese modo ellas reconocerían en ellos a sus amigos, y en el momento de un encuentro cada uno seguiría su propio camino, respetando el espacio del otro. “Lo haremos”, me dijeron. Entraron al bosque y hablaron a sus habitantes, prometiendo que en lo sucesivo no volverían a matar a ninguna culebra. En diez años han respetado el pacto y no ha vuelto a morir ninguna persona o animal casero a causa de las culebras venenosas.
*
De mis observaciones realizadas en el Llano, llegué a la conclusión de que los hormigueros son de una utilidad extraordinaria en las casas y sus alrededores; también en los cultivos. Sobre todo las hormigas coloradas y las llamadas chucas -hormigas negras de aproximadamente un centímetros de largo-, que son muy agresivas y poseen en sus mandíbulas un veneno que causa un dolor insoportable. Donde imperan estos especímenes no es zona frecuentada por las culebras, pues las hormigas las perciben como una potencial comida. A raíz de  este descubrimiento, me he dedicado a mantener en mi casa tres o cuatro hormigueros, con un cuidado especial que las hace formar parte de mi familia Natural.                                       
                                                                 Arismendi, 16-09-2012
Zordy Rivero,  Cronista

1 comentario: