viernes, 7 de abril de 2017

Cómo Ayudar a la Madre Tierra

Hace muchos años, cuando todavía era un estudiante universitario, visitaba con cierta frecuencia a una vieja amiga de Arismendi: doña Dama Cordero, una mujer con rasgos indígenas y de una sabiduría poco común. Un día me dijo:
—Te voy a decir un secreto Zordy, pero no te vayas a reír de mí
—Dígalo doña Dama, nunca me ha gustado reírme de las personas mayores.
— ¿Sabes que la Tierra es un Espíritu?
— ¿Cómo supo eso?, ¿quién se lo dijo?
—Mis padres cuando yo era una niña. Pero ¿por qué lo preguntas?
—Porque es cierto lo que acaba de afirmar. A mí me extraña que usted lo sepa, pues en este pueblo es la primera persona que he escuchado referir esa gran verdad.

Desde ese día doña Dama Cordero me confesó sus vínculos con la Naturaleza, a través de sus conversaciones con la Madre Terra y con todos sus pobladores invisibles que custodian la vida Natural.
Si queremos ayudar a la Madre Terra debemos empezar por amarla y cuidarla, conociendo sus necesidades; y una de las necesidades más importante es la de proteger las fuentes de agua y sus poblaciones de árboles, animales, insectos, etc. En el Llano venezolano, los aljibes que se cavan bajo el resguardo de un árbol, mantienen el agua en verano a unos siete metros de profundidad; pero si ese árbol llegara a morir por la razón que fuera, el agua bajaría hasta los catorce y veinte metros, cuando no es que desaparece. Esto lo saben los llaneros viejos, quienes entienden que la tala indiscriminada es una de las causas del recalentamiento de la tierra, y a veces de las escasas lluvias que los visitan en los últimos tiempos.

Y hablando de recalentamiento, una de las causas principales además de la tala, son las antenas de telefonía móvil y residencial, con sus ondas electromagnéticas artificiales. Cada vez que se mantiene una llamada telefónica este proceso genera calor, que es mínimo, se entiende, pero cuando en un momento determinado —en una ciudad— se están realizando un millón de llamadas, la temperatura puede aumentar hasta diez grados centígrados y aún más, haciéndose el calor intolerable. Quizás se han dado cuenta de este fenómeno, que en las horas picos, cuando la gente, en su mayoría, les da por enviar mensajes de texto y hacer llamadas, el calor se hace insoportable. Debemos entender que en la medida en que se levantan más torres de telefonía, dizque para mantener la cobertura, la situación empeora. Entonces, mi consejo es que no hagamos llamadas innecesarias, y estaremos contribuyendo con un mejor vivir. 

Si dejáramos de hacer llamadas o enviar mensajes de texto innecesarios, repito, estaríamos ayudando a evitar el recalentamiento de la tierra: ya sabemos que el exceso de calor causa envejecimiento prematuro en el ser humano, ya que el cuerpo para mantener la temperatura a 37.5 °C necesita mucho gasto de energía. No es raro que después de una oleada de calor nos sintamos debilitados y sin ánimo de nada; es porque nuestra ‘batería’ ha quedado virtualmente agotada.

La misma agua que existía en la época del Maestro Jesús hace dos mil años, es la que permanece actualmente en el planeta; no se ha perdido ni una sola gota, sólo que ella se esconde de la capa superficial de la tierra por la falta de árboles y por el calor excesivo. Es conocido que en algunas zonas de África llueve una vez cada tres años, debido a que talaron todos los árboles, entonces cuando nuestro Creador envía un aguacerito, las poblaciones quedan aisladas, sin poder llevarles comida ni medicinas, causando más problemas que las que generan las mismas sequías.

El 22 de abril celebramos el día mundial de la Tierra. Sembremos un árbol y la Madre Terra nos lo sabrá agradecer. Las brisas o vientos que nos visitan en nuestras casas, casi siempre por la tarde, vienen fresca cuando salen de debajo de los árboles; muy diferente es cuando nos llegan de una zona despoblada, como dice el refrán: ‘un peladero de chivo’. Además, entendamos que los bosques son el motivo principal para que nuestro Creador nos envíe las lluvias; el otro motivo son los cultivos que nos proveen de nuestros alimentos diarios. Todo está conectado. Si la Tierra padece de sequía y calor excesivo, también nosotros lo padeceremos.

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Dedico este artículo a la Amada Madre Tierra en su mes de Aniversario.
A mis lectores del mundo les recomiendo visitar la página Web de “La Fundación Mundial para las Ciencias Naturales”: www.naturalscience.org/es
Mi segundo Blog: cronicasdearismendi.blogspot.com
Y como un regalo muy especial los remito a “Una Brújula Moral para el Viaje de la Vida”.


Val, 07-04-2017
Zordy Rivero

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