domingo, 17 de julio de 2016

LA MUSICA DE CRISPULO ROMERO


Al entrar en la oficina del Alcalde, Críspulo Romero se quitó el sombrero e hizo una leve reverencia. El Alcalde se levantó de su asiento y caminó hasta la entrada para saludar al visitante. Le dio la mano y le señaló un asiento, a la vez que le indicó a la secretaria que le sirviera una taza de café sin azúcar.

-Soy todo oído, amigo Críspulo -dijo el Alcalde-. ¿Qué lo trae por aquí… en qué puedo servirle?
-Mi petición es sencilla… y aunque parezca tonta, no lo es. Cerca de mi casa está el campo donde los muchachos juegan pelota. De la paja que crece en ese campo van a comer allí muchos pajaritos. Cada vez que usted envía a los trabajadores a regar veneno, mueren muchos arroceritos, paraulatas, azulejos y gonzalitos, que siempre andan buscando semillas y gusanitos. Hoy vengo a interceder por ellos.

-Entiendo su preocupación. El caso es que ya se compró el veneno… sin embargo, siento curiosidad de su preocupación por las aves.
-Le explicaré. Recientemente acudí al médico y me encontró una alteración leve del corazón. Me dijo que se me quitaría con un poco de música suave. Y para qué necesito de otra música, si la tengo todas las mañanas y en abundancia de los pajaritos que acuden al campo.

El Alcalde sonrió con una risa menuda de complacencia y acuerdo tácito.
-Veré que hago, pero cuente que seguirá teniendo su música por mucho, mucho tiempo aún.

No se volvió a regar veneno en el campo de juego, y el año de la salida del Alcalde, ya no se regaba veneno en todo el municipio.

Valencia, 17-07-2016
Zordy Rivero

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