Pertenezco a La Fundación
Mundial para las Ciencias Naturales (www.naturalscience.org/es), que ayuda con
sus investigaciones a que las personas lleven una vida saludable, acorde con la
naturaleza. Su página web es tan popular a nivel mundial que ya aparece en
cinco idiomas importantes. También es bueno destacar que cada año, en Alemania,
en la primera semana de noviembre, se lleva a cabo un Congreso Internacional
sobre las Ciencias Naturales, dictado por estudiosos y expertos de todo el
mundo.
Y ahora, para
complacencia de algunos amigos descontentos, que piensan que yo me estoy
apropiando indebidamente de alguna sabiduría ajena, diré entonces, que gran parte
de los conocimientos expresados en mis escritos —y relacionados con mi vida
espiritual —provienen de las enseñanzas recibidas en una Escuela de Sabiduría,
creadora de La Fundación… antes mencionada. Tenemos en esta Escuela un director
o guía, pero el elevado conocimiento lo recibimos de Seres que un día vivieron
en la tierra e hicieron un hito en la sociedad de su época. Ellos nos Ayudan y
Asisten con sus Ideas avanzadas para la comprensión de nuestro mundo en esta
época difícil. Mencionaré algunos de estos Seres —conocidos ampliamente por la
mayoría de los lectores—: El Maestro Jesús de Galilea y su hermano Santiago;
San Francisco de Asís, Sir Tomás Moro; José, el padre de Jesús; Confucio; La
Madre María y muchos más. También he bebido de los libros de Helena Blavatsky,
Alice Bailey y Annie Besant. Deseo aclarar, que cuando empleo palabras como El Cristo
Intenso, La Ley del Círculo, Consciencia y Vibración… eso viene de Estos
Grandes Seres. Mi merito sería el de difundir esta sabiduría con cierta sencillez,
tratando de lograr que nuestros hermanos del mundo —cuando la pongan el
práctica—, puedan llevar una vida en armonía, paz y unidad familiar. Una de las
cosas que aprendemos en aquí es a no odiar, ni juzgar ni condenar, ya que se
nos explica que la ley del karma o de causa y efecto termina regresando al
individuo que generó esa causa, por la sencilla razón de que somos creadores de
nuestra realidad, nos guste o no. Es decir, cuando creamos desarmonía en otros,
esa misma desarmonía regresa a nosotros, sus dueños y creadores. Por eso es tan
difícil entender que, culpar a otros de nuestros infortunios no tiene sentido;
si cambiamos primero nosotros para bien, cambiaremos el mundo, porque seremos
un ejemplo para nuestro prójimo, expresado a través de cualidades sublimes que
hayamos desarrollado, llámense éstas: paciencia, caridad, fe, comprensión,
tolerancia, amor etc.
Aclarado lo
anterior, incursionaré en un tema que era la intención original de este
artículo.
Deseo
destacar una vez más que nuestro Cuerpo Elemental tiene inteligencia
propia, razón por la que debemos hablar con él y agradecerle diariamente por
mantenernos saludables y llenos de energía. A Él le gusta cuando nos dirigimos
a su presencia con reverencia y agradecimiento. Podríamos preguntarle: ¿Qué
desearías comer hoy amigo del alma? ¿Dime cómo quieres que te vista, adonde
quieres ir? Él, poco a poco nos ira dejando señales de lo que desea hacer.
Aparecerán olores, visiones y palabras que nos serán familiares; de ese modo
aprenderemos a conocerlo. Durante el sueño de la noche nuestro espíritu sale para
viajar a algunos lugares sagrados alrededor del mundo y el Cuerpo Elemental
aprovecha esa ausencia para arreglar los desperfectos que tengamos o hayamos
causado en nuestro diario trajinar. Cuando regresamos al cuerpo éste se
encuentra limpio, ordenado y listo para emprender las labores de un nuevo día.
Algunas personas durante la noche hacen viajes astrales —pero este método como
lo explican los libros es peligroso—, ya que el cuerpo queda solo y desprotegido,
siendo una tentación para algunos desencarnados, que pueden entrar y hacer de
las suyas mientras se está fuera. Lo más apropiado para no exponerse a estos
peligros es invocar a nuestros ángeles para que custodien nuestro cuerpo. Si un
ángel ocupa nuestro lugar, no habrá sitio para los desencarnados.
Es fácil experimentar
con nuevos métodos con los cuales no poseemos mucha experiencia, motivo suficiente
para que terminemos pagando un alto precio y obteniendo una pobre experiencia.
Siempre recuerdo el caso de general Julio Cesar que empezó su carrera política aprendiendo
desde abajo, pero sobre todo adquiriendo mucha experiencia sobre las cosas
sencillas de la vida, hasta lo más complejo del Imperio. Cuando llegó a
emperador, conocía cómo pensaba un pretor, un cónsul o un gobernador. Sólo una
cosa le faltó a Julio Cesar: Tener perspicacia contra los traidores cercanos y
familiares. Entiendo que el sentimiento emanado de la traición genera una baja
vibración, pero que al final se puede percibir; la dificultad viene cuando
existe un parentesco con el traidor. Sólo requiere paciencia y mucho control
para detectarlo. Pero no olviden que todo comienza con uno y solo con uno.
Somos nosotros quienes hacemos el cambio, así que empecemos a trabajar, hablar
y escuchar a nuestro Cuerpo Elemental y las compensaciones serán innumerables e
indescriptibles.
*
A mis lectores del mundo les recomiendo visitar la
página Web de “La Fundación Mundial para las
Ciencias Naturales”: www.naturalscience.org/es
Mi segundo Blog: cronicasdearismendi.blogspot.com
Y como un regalo especial los remito al artículo:
“Una Brújula Moral para el Viaje de la Vida”.
Sabado, 24-09-2018
Zordy Rivero, Cronista
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