sábado, 22 de septiembre de 2018

MIS EXPERIENCIAS EN LA MEDICINA XL


El 09 de septiembre de 2018 murió en Arismendi, ya anciana, mi buena amiga Prudencia Daza. Durante tres días, previos a su fallecimiento se había negado a consumir alimentos y tomar agua. Ya no deseaba seguir viviendo. Era la esposa de otro gran amigo mío: Gonzalo Daza, quien partió de este mundo terrenal hace unos siete años. El lunes por la tarde arribé yo al pueblo; luego acudí a la casa de la que fue mi entrañable amiga; les di el pésame a sus hijos y demás familiares. Ya a punto de marcharme, uno de los hijos —Ramito— me dijo algunas palabras que no me esperaba: “Zordy, nosotros sabemos que usted era amigo de mi mamá, y que ella lo consideraba como un hijo. De manera que esta es su casa, venga a visitarnos, no se olvide de nosotros”. Les agradecí el gesto y regresé a mi casa.


Pero ¿de qué mal murió Prudencia Daza?, querrán saber. Su muerte fue causada por los efectos adversos (secundarios) de los medicamentos antihipertensivos. Se los indicaba un médico Internista de la ciudad de Valencia. Cuando estaba entrando en el terreno de la intoxicación le expliqué a Prudencia lo siguiente:

—Los medicamentos que le indican para controlar la hipertensión arterial le están causando más problemas que la misma enfermedad. Su médico le indica medicinas que son el reflejo de un patrón Americano para una persona con un peso promedio de 90 kilogramos, mientras que usted, Prudencia, apenas alcanza los cuarenta kilogramos. Esa sobredosis le está causando más problemas que la misma enfermedad.

—Pero eso fue lo que me indicó el médico —dijo ella, y siguió con su tratamiento, hasta que el cuerpo ya no pudo liberarse del veneno.


Ahora existe otra modalidad en la medicina: el tratamiento de patologías causadas por los efectos adversos de los medicamentos, entrando así en un cuento de nunca acabar. He sabido de pacientes que toman de cinco a siete medicamentos para sus dolencias, hasta que están completamente intoxicados y mueren sin que se pueda hacer mucho por ellos. En mis días de ejercicio médico sólo podía ayudar a estos benditos seres —que se negaban a abandonar un tratamiento alopático—, con hierbas medicinales para liberarlos un poco de las drogas que el cuerpo en su impotencia no podía degradar y eliminar. Con frecuencia enviaba zarzaparrilla, que es un depurativo excelente. Sabemos por investigaciones realizadas hace ya mucho tiempo que la mayoría de estas drogas farmacéuticas causan debilitamiento de los tejidos; de allí que no es infrecuente las muertes causadas por hemorragias cerebrales debido las roturas de vasos sanguíneos debilitados.

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A mis lectores del mundo les recomiendo visitar la página Web de “La Fundación Mundial para las Ciencias Naturales”: www.naturalscience.org/es
Mi segundo Blog: cronicasdearismendi.blogspot.com
Y como un regalo especial los remito al artículo: “Una Brújula Moral para el Viaje de la Vida”.

Sabado, 22-08-2018
Zordy Rivero, Cronista
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