El 09 de septiembre de 2018 murió en Arismendi, ya anciana, mi buena
amiga Prudencia Daza. Durante tres días, previos a su fallecimiento se había
negado a consumir alimentos y tomar agua. Ya no deseaba seguir viviendo. Era la
esposa de otro gran amigo mío: Gonzalo Daza, quien partió de este mundo
terrenal hace unos siete años. El lunes por la tarde arribé yo al pueblo; luego
acudí a la casa de la que fue mi entrañable amiga; les di el pésame a sus hijos
y demás familiares. Ya a punto de marcharme, uno de los hijos —Ramito— me dijo
algunas palabras que no me esperaba: “Zordy, nosotros sabemos que usted era
amigo de mi mamá, y que ella lo consideraba como un hijo. De manera que esta es
su casa, venga a visitarnos, no se olvide de nosotros”. Les agradecí el gesto y
regresé a mi casa.
Pero ¿de qué mal murió Prudencia Daza?, querrán saber. Su muerte fue
causada por los efectos adversos (secundarios) de los medicamentos
antihipertensivos. Se los indicaba un médico Internista de la ciudad de Valencia.
Cuando estaba entrando en el terreno de la intoxicación le expliqué a Prudencia
lo siguiente:
—Los medicamentos que le indican para controlar la hipertensión
arterial le están causando más problemas que la misma enfermedad. Su médico le indica
medicinas que son el reflejo de un patrón Americano para una persona con un
peso promedio de 90 kilogramos, mientras que usted, Prudencia, apenas alcanza
los cuarenta kilogramos. Esa sobredosis le está causando más problemas que la
misma enfermedad.
—Pero eso fue lo que me indicó el médico —dijo ella, y siguió con su
tratamiento, hasta que el cuerpo ya no pudo liberarse del veneno.
Ahora existe otra modalidad en la medicina: el tratamiento de
patologías causadas por los efectos adversos de los medicamentos, entrando así en
un cuento de nunca acabar. He sabido de pacientes que toman de cinco a siete
medicamentos para sus dolencias, hasta que están completamente intoxicados y
mueren sin que se pueda hacer mucho por ellos. En mis días de ejercicio médico
sólo podía ayudar a estos benditos seres —que se negaban a abandonar un
tratamiento alopático—, con hierbas medicinales para liberarlos un poco de las
drogas que el cuerpo en su impotencia no podía degradar y eliminar. Con
frecuencia enviaba zarzaparrilla, que es un depurativo excelente. Sabemos por
investigaciones realizadas hace ya mucho tiempo que la mayoría de estas drogas
farmacéuticas causan debilitamiento de los tejidos; de allí que no es
infrecuente las muertes causadas por hemorragias cerebrales debido las roturas
de vasos sanguíneos debilitados.
*
A mis lectores del mundo les recomiendo visitar la página Web de “La
Fundación Mundial para las Ciencias Naturales”: www.naturalscience.org/es
Mi segundo Blog: cronicasdearismendi.blogspot.com
Y como un
regalo especial los remito al artículo: “Una Brújula Moral para el Viaje de la
Vida”.
Sabado,
22-08-2018
Zordy
Rivero, Cronista
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