sábado, 7 de abril de 2018

Cómo Ayudar a la Madre Tierra V

Continuamos con las señales que a diario nos entrega la Naturaleza cuando estamos sintonizados con ella. Es bien conocido en el llano que cuando los alcaravanes pasan con su algarabía por encima de una casa donde viven jóvenes casaderas, es casi seguro que una de ellas está embarazada. Pero cómo saben estas aves que en esa casa existe una mujer encinta. ¡Es todo un misterio! O bien podría ser que el alcaraván felicita a la mujer y su nuevo acompañante. Sabemos que lo animales ven y perciben cosas que el hombre común no es capaz de captar.

En las zonas donde abunda el mango, las familias saben que cuando los frutos están a punto de madurar, sólo la presencia de las lluvias es necesaria para el siguiente paso. Se dan casos de mangos que maduran mucho antes de las llegadas de las lluvias; esto sucede debido a que el árbol se encuentra en un lugar donde existe mucha humedad. En conclusión, la aparición de los primeros mangos maduros es un indicativo de la proximidad del invierno.

Los habitantes de algunas zonas del planeta donde viven elefantes, saben que estos paquidermos tienen desarrollada la capacidad de detectar agua escondida en las primeras subcapas de la tierra. ¿Cómo lo hacen? Ellos perciben la vibración (ondas electromagnéticas) de las moléculas de agua, que tienen memorizadas en su poderoso cerebro. La humedad y cercanía del agua también es percibida por la sensibilidad de su trompa, de modo que los nativos y otros animales se aprovechan de esta facultad del elefante para conseguir las fuentes de agua, por lo regular en áreas desérticas.

Mi niñez la pase en mi pueblo natal al lado de mi madre. En las vacaciones tuve la oportunidad de visitar el caserío de El Gadin —a unos cuarenta kilómetros de Arismendi—, donde vivía mi hermano Reinaldo. La idea era que fuera aprendiendo sobre los avatares del llano: montar a caballos, hachar, nadar, ordeñar etc. Recuerdo que en una ocasión, al final de las vacaciones me enviaron con Manuel Cisnero, que iba rumbo al pueblo; mi hermano aprovechó la ocasión para mandarme con él, en un burro que ya había ido por una vez al pueblo. A mitad de camino nos perdimos y empezamos a caminar en redondo. Desalentados nos cobijamos baja la sombra de un árbol. De allí surgió la idea de dejar que el burro, por su cuenta, nos sacara de tan desagradable situación. Me monté y arrancamos, sin tocar las riendas; debíamos obedecer su decisión. Después de media hora de camino nos llevó a una casa de la vecindad. ¿Cómo hizo nuestro burro para sacarnos de aquel aprieto, ante la presencia de muchos caminos que cruzan el llano? Quizás oyó e canto de un gallo, el ladrar de un perro o el hachar de un campesino. Ya en esa casa tomamos agua; luego nos dijeron que si continuábamos por ese mismo camino llegaríamos a Arismendi sin ningún inconveniente. Desde ese día empecé a tener más consideración con esos nobles animales, de quien se tiene la tonta creencia de que son torpes y brutos, cuando lo contrario es la verdad.

No olvidemos hablar con las plantas, animales, insectos; las moléculas que les dan vida a ellos se encuentran también en nuestros cuerpos, y lo más importante, todo está conectado, y cuando digo todo, es todo.

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Un regalo a la Amada Madre Terra en su aniversario.
A mis lectores del mundo les recomiendo visitar la página Web de “La Fundación Mundial para las Ciencias Naturales”: www.naturalscience.org/es
Mi segundo Blog: cronicasdearismendi.blogspot.com
Y como un regalo muy especial los remito a “Una Brújula Moral para el Viaje de la Vida”.

Miércoles, 07-04-2018
Zordy Rivero, Cronista


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