En el país hemos caído en una cascada de dificultades
que nosotros mismos hemos creado y mantenido vivitas y aún creciendo, y que al
final sólo nosotros mismos podremos acabar… cuando lo decidamos. Las ciudades se
encuentran tan oscurecidas por la baja vibración creada día a día, que si
tuviéramos visión interna nos llenaríamos de asombro.
Cuando un usurero quiere aprovecharse de la buena fe
de una persona, sea para sacarle dinero o cualquier otro bien, casi siempre
genera en el afectado un pensamiento y sentimientos de rabia, impotencia, odio, que arropa al
abusador. Esa energía negativa lo atrapa hasta llevarlo finalmente a caer en
desgracia, por ser una energía de muy baja vibración. Pero entendamos también que
esta energía vuelve a su creador, causando un efecto catastrófico, estilo bumerang.
Esta reacción malsana se explica a través de la ley del circulo: “Lo que
circula vuelve”.
¿Qué hacer ante una situación desagradable como la
que acabamos de señalar? La respuesta la tiene el Maestro Jesús cuando dijo: “Amarás
a tu prójimo como a ti mismo y a Dios sobre todas las cosas”. Asumir esta
actitud, de amar a nuestros enemigos, no es fácil, pero si posible. Pues se
trata sólo de elevar el nivel de consciencia, y ya no ver a nuestro semejante
como un enemigo, enviándole una bendición a su ser interno que es perfecto.
Quien crea el mal es el ser humano a través de una personalidad imperfecta, que
es la vez una entidad temporal. Entonces, cuando comencemos a amar al que considerábamos
nuestro enemigo, empezaremos a cambiar el planeta Tierra en su totalidad,
porque ya hemos dicho que, todo está conectado, y que lo que favorece o afecta
a otros también me afecta a mí.
Es difícil para mucha gente darle una bendición a un
abusador, usurero o como se le llame, pero hay que hacerlo, pues no queda otra
alternativa. En el momento que comenzamos a emitir más luz, repito, empezaremos
a cambiar nuestro medio ambiente, y no existe otra vía, sino amar al prójimo
como lo hace nuestro Padre Celestial, quien no tiene discriminación con nadie;
al contrario, está lleno de misericordia y compasión.
Compartiré con mis lectores una experiencia que
servirá de ejemplo:
El pasado invierno un árbol seco del patio de nuestra
casa fue derribado por una tempestad. En su caída una de sus ramas rozó el tendido
eléctrico, causando un cortocircuito que rompió dos guayas; esto trajo como
consecuencia que quedáramos sin el servicio eléctrico durante cinco días. Ahora,
en este verano una de nuestras matas aledañas logró alcanzar y atravesar el
mencionado tendido. Noté que cada vez que había vientos fuertes, yo pasaba la
noche casi sin dormir, amaneciendo con mucho cansancio, que comenzaba a minar
mi salud. Le hablé a mi Cristo Interno, mi Maestro, y le pedí que me ayudara a
descifrar la causa de ese malestar. Una tarde, mientras me encontraba en un
estado meditativo escuche la “vocecita” que me decía: ocúpate de las ramas sobre las guayas. Esa misma semana, en el
horario de regulación, corté desde abajo las ramas y liberé las cuerdas, y
asunto arreglado. Algunos vecinos se acercaron para felicitarme y manifestar la
preocupación o miedo que los invadía de quedar nuevamente sin luz. Desde ese
día, para mi asombro, dormí más de lo normal. Quién iba a pensar que una
preocupación de la comunidad me iba a afectar a mí, pero así fue. Todo está
conectado.
*
A mis lectores del mundo les recomiendo visitar la
página Web de “La Fundación Mundial para las Ciencias Naturales”:
www.naturalscience.org/es
Mi segundo Blog: cronicasdearismendi.blogspot.com
Y como un regalo especial los remito al artículo:
“Una Brújula Moral para el Viaje de la Vida”.
Val, 23-02-2018
Zordy Rivero
No hay comentarios:
Publicar un comentario