lunes, 3 de julio de 2017

CONVERSACION CON DOS GRANDES POETAS LLANEROS

El 30 de abril de 2017 acudí al municipio Naguanagua del estado Carabobo a una visita en el apartamento de Petra Pinto y el poeta Adhely Rivero. En la mañana había sido invitado por el poeta para comer un picadillo hecho a la costumbre llanera. Pasadas la una de la tarde arribé a la cita, y mi sorpresa fue grande al mirar al ingeniero y escritor Henrique Mujica, profesor jubilado de la universidad de Carabobo. Después del saludo me brindaron una copita de cocuy de penca, muy oportuno para amenizar el momento.

Luego nos sentamos a la mesa y comimos un suculento picadillo hecho por nuestros anfitriones, que son excelentes cocineros. Apenas terminada mi ración, me ofrecieron otro plato, pero lo rechacé por mi vieja costumbre de comer moderadamente, pensando que siendo el cuerpo un elemental de costumbre, es bueno enseñarle moderación para que en las épocas de escasez se haga soportable el momento.

Sin muchos contratiempos trasladamos nuestra conversación a las planicies llaneras y Henrique nos lanzó dos cuentos criollitos, nacidos en su tierra natal de Guárico:
“En una fiesta llaneras sirvieron un hervido bien caliente acompañado de un vaso de agua fría; uno de los concurrentes le preguntó a un médico de la familia que se encontraba de visita:
Dígame doctor, es verdad que el agua fría cae mal con un hervido caliente.
Mal le cae al que no le dan -respondió el médico sin despegarse del apetitoso hervido.
En otra ocasión llegó un médico a una casa asentada en los confines del llano calaboceño. Varias personas tocaban y cantaban al compás de un cuatro viejo, pero sonoro. Al concluir una canción se pasaban una botella de aguardiente de recreo, pero no le daban al médico. A la tercera ronda, preguntó el médico
Y ¿por qué a mí no me dan un trago?
Nosotros quisiéramos compartir con usted doctor, pero es que nos da mucha pena, pues este es un aguardiente muy malo y barato.
Quieren que les diga algo: Yo he bebido aguardiente de recreo hasta con bosta”.
Henrique Mujica es un poeta y narrador muy conocido en el ámbito Nacional, avalado por una veintena de libros publicados. Escribió uno de los libros que a mi consideración es un clásico del llano venezolano: “Acento de Cabalgadura”. Yo lo he leído tantas veces que ya perdí la cuenta. Ahora tras la muerte de su esposa el escritor se encuentra solo, pero él como buen llanero, que es del tamaño de las circunstancias que se les presentan, logrará superar esa soledad, que al final, si no se supera, marchita y debilita alma, espíritu y cuerpo.

Adhely Rivero es un poeta que ha alcanzado un estilo propio en el arte de la poesía llanera, cuestión nada fácil cuando de poesía se trata. Destacan de su amplia obra poética “Poemas de Arismendi” y “Los Poemas del Viejo”, donde el ambiente del llano es sentido como si lo vivieras desde lo profundo de tu ser.

Petra Pinto es una profesora de castellano y Literatura, actualmente jubilada. Nos regaló un relato (quizás leído en algún libro o escuchado de otra persona) que nos dejó impresionados. Cuenta que había una joven muchacha que era devota del Arcángel Miguel, y una noche se encontró en una fiesta a la cual había sido invitada; no obstante, algo existía en el ambiente que no le gustaba y que la impulsaba a salir de allí. Se asomó a la puerta, pero vio a varios hombres que fumaban, de aspecto no muy amigables. Se encomendó al Señor Miguel, pidiéndole que la protegiera y llevara a su casa sin ningún inconveniente. Se retiró de la fiesta y pasó frente a los hombres quienes esperaban una presa fácil para su diversión; pero ellos, inmutables, apenas se movieron. Llegó a su casa un poco asustada, pero nada más. Al día siguiente apareció en su casa un joven que se encontraba en la fiesta, a contarle a su madre que su hija andaba en malos pasos, pues había visto a su hija salir con varios hombres de una estatura mayor a la normal, vestidos de una extraña manera, con espadas, escudos y una armadura similar a la de Don Quijote de la Mancha. La muchacha trató de desmentir al visitante, explicándole a la madre que ella salió sola de la fiesta. La madre sonrió levemente, entendiendo que los acompañantes de su hija eran los ángeles servidores del Arcángel Miguel; y que ella también, durante la noche, le había pedido al gran Ser que  le protegiera a su hija.

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A mis lectores del mundo les recomiendo la página Web de “La Fundación Mundial para las Ciencias Naturales”: www.naturalscience.org.es
Y como un regalo muy especial los remito a "Una Brújula Moral para el Viaje de la Vida"; también en mi segundo Blog: cronicasdearismendi.blogspot.com

Val, 03-07-2017
Zordy Rivero

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