lunes, 19 de junio de 2017

VIDA SALUDABLE

De Cómo me Volví Radical

Creo que eso, de volverse uno radical tiene que ver con la edad: o muy joven o muy viejo. Ya cerca de mis sesenta años tomo en consideración cosas que años atrás no tenían para mí mucha importancia. Pondré algunos ejemplos: Cuando ando en la calle, ya sea de paseo recreativo o en diligencia, no compro café a personas que a la vez vendan cigarrillos. Le pregunto al vendedor, y después se lo hago saber: Preguntaba porque yo no compro nada a nadie que venda cigarrillos. Si estoy de visita en una casa, o en una reunión comunitaria, les digo a mis oyentes o interlocutores, que no le compren ningún tipo de mercancía a los vendedores de cigarrillos. Cuando visito a mis amigos, o estoy ´prestando un servicio médico, les recuerdo una máxima de la vida: el chisme produce cáncer, y no es cuento. También se los hago saber a los groseros o vulgares; a los que hablan incansablemente y por lo general no dicen nada. Incluso, a las personas que sólo viven para el dinero, ya que, a mi modo de ver, un ser que siempre fue una máquina de hacer dinero, por lo común no deja de ser una persona que está desperdiciando el tiempo, y la vida que Dios le regaló. Es cierto que existen adinerados que son muy sabios, compasivos, caritativos y amorosos con sus semejantes; pocos, pero sí los hay. A estos últimos los alientos a que sigan por esa vía.

Los pesimistas son sumamente contagiosos y dañinos. Ellos no entienden que lo que sale controla lo que entra. Y si de ellos sale desaliento, descontento, pesadumbre, eso es lo que los visitará y los enviará a lo más profundo de su alma: una vida triste, llena de dificultades y problemas. Entendamos que estos problemas que estamos creando con una actitud negativa se llama efluvia, que es como una bruma obscura y pesada que sale de nosotros y envuelve a pueblos y ciudades. Esta efluvia entra en la mayoría de los seres humanos, creando un estado de miseria y pobreza… pero en abundancia.

¿Qué hacemos para eliminar esta neblina pesada y paralizante? Se mejora invocando al Arcángel Zadquiel con sus innumerables legiones de Ángeles, encargados de limpiar la mencionada efluvia. Pero lo fundamental que debemos hacer es no crear nosotros mismos más de esa suciedad con nuestra actitud recalcitrante y criticona.

Lo recomendable sería armonizar con la gente, la naturaleza y todo lo que nos rodea. Si alguna situación no nos gusta, entonces trabajemos con ella, pero imponiendo la armonía y el equilibrio. Recordemos lo que San Francisco de Asís dijo: Lo mejor es el ejemplo. Seamos ese ejemplo viviente para los demás. Pero la paz, armonía, amor y seguridad no se obtendrá viendo películas de violencia, con alto contenido erótico, o telenovelas plagadas de chismes y adulterio.

Las caminatas a campo abierto son recomendables, los paseos por parques y arboledas nos muestran esa paz que muchos andamos buscando y que jamás vamos a encontrar en una cervecería o lugar de juego. Aunque el secreto para llevar una vida armoniosa y feliz es cumplir la ley básica de la vida: No hagas a otro lo que no te gustaría que te hagan a ti. Sin olvidar prestar al prójimo un servicio desinteresado.

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A mis lectores del mundo les recomiendo la página Web de “La Fundación Mundial para las Ciencias Naturales”: www.naturalscience.org.es
Y como un regalo muy especial los remito a "Una Brújula Moral para el Viaje de la Vida"; también en mi segundo Blog: sabiduriamaestra.blogspot.com

Val, 19-06-2017
Zordy Rivero

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