martes, 29 de septiembre de 2015

MIS AVENTURAS

Soy persona poco dada a hablar de mí mismo, pero esta vez lo haré para que conozcan un poco más de quien ha estado escribiéndoles desde el 2009. Durante mi infancia, que transcurrió en Arismendi al lado de mi madre y mis hermanos, sentí un fuerte impulso por las aventuras; y una prueba de ello es mi predilección por obras maestras de la literatura universal, como son “Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra; “Robinson Crussoe” de Daniel Defoe; “El Marqués de Santillana”, de Lasage y “las Mil y una Noches”, anónimo, entre otras. De modo que esa pasión por las aventuras nació conmigo. Los libros de aventura sólo han hecho reafirmar una condición innata.

Siendo estudiante de bachillerato, y en la época de vacaciones, me hice una casa de madera en unos mangos gigantes (a 7 metros de altura) donde dormía, leía y escribía. Allí en una orilla del caño El Cabestro, en una pequeña parcela de mi madre, mi casa era mecida por los vientos del verano, y en las noches sin lunas fue mucho el caminante que corrió asustado cuando yo encendía una lámpara que iluminaba la copa de los árboles, semejante a la Bola de Fuego. Esa aventura me valió que me calificaran de loco, pero valió la pena.

A mediados de diciembre de 1982 hice un viaje en una bicicleta de semi-carrera. Salí de Valencia a las seis de la mañana y pasadas las tres de la tarde me encontraba en El Baúl. Fue la primera vez que recorrí 2010 kilómetros en una mañana y parte de la tarde. Ese mismo día un señor que iba para Arismendi me dio la cola a mí y a mi bicicleta. Recuerdo que acababan de finalizar las fiestas patronales de mi pueblo. Que ¿cómo hice para soportar el calor de un día de verano encima de una bicicleta? A través del entrenamiento. Todas las semanas iba de Valencia a Puerto Cabello por la vía de Trincheras. En ese tiempo vivía en el barrio La Castrera, solo; de modo que no existía ningún impedimento en mis aventuras. Este último hecho sirvió para reafirmar en la gente de mi pueblo su postura y convicción de que yo era un loco de remate.

Pero mi última aventura la realicé el 16 de setiembre de 2015. Viajé en mi moto Suzuki enduro 185 desde Arismendi a Valencia. Entrando a Tinaquillo se me espichó la rueda trasera. Afortunadamente cerca del lugar había una cauchera. Pasado el mediodía me encontraba en San Diego de Valencia. Mi familia no terminaba de salir de su asombro cuando me vieron llegar en mi moto vieja, del año 1995.

Arismendi, 28-09-2015
Zordy Rivero,  Cronista

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