Venezuela se ha convertido en los momentos
actuales en un país de negociantes. El otro día me encontré envuelto en una
conversación de varios viejitos… hasta que uno de ellos dijo: "Me van a
perdonar, pero yo sólo estoy perdiendo el tiempo con ustedes, hablando
pistoladas, en vez de estar atendiendo mi negocio”.
-Y ¿cuál es su negocio, amigo, si se puede
saber? -pregunté.
-Yo vendo café y cigarrillos al frente de mi
casa.
-Si usted vende cigarrillos, atiende un
negocio del diablo; por lo tanto, ese negocio no debe tener la bendición de
Dios, pues usted está ayudando a matar los hijos de su Creación. Dios no debe
estar muy contento con usted, lo cual indica que a usted no le debe estar yendo
muy bien. Venda sólo café y verá.
-Eso que acaba de decir es muy duro… pero es
cierto. En verdad, no había pensado en eso.
-Es cierto porque tiene lógica -dije-, y lo
que está relacionado con Dios siempre tiene lógica -dije finalmente.
Cada vez que tengo la ocasión de hablar con
las personas que encuentro en mi camino, les digo que los negocios deshonestos
o dañinos no generan prosperidad, ni a corto ni a largo plazo. Yo en particular
no le compro café ni otra mercancía a quien venda cigarrillos, y siempre lo
estoy divulgando a los cuatro vientos. Existen personas que se molestan cuando
los tildo de negociantes de la muerte o del diablo, pues, siempre les recuerdo
que ninguna sociedad prospera haciendo una labor que perjudique al prójimo, y
les digo a parientes y conocidos que no compren nada a una persona que venda
cigarrillos.
Yo, que permanecí parte de mi vida en salas de
emergencias, y pude ver morir a centenares de personas por el vicio del
cigarrillo, entonces comprenderán mi obsesión por cambiar esta situación tan
lamentable, como lo es la adicción al tabaco, que, dicho sea de paso, es una de
las adicciones más poderosas en el planeta, en cuanto a drogas se refiere y a
lo difícil que resulta salir de ella.
Tuve una paciente que se fumaba tres cajas de
cigarrillos diarios (60 unidades); y su ansiedad era tan evidente que casi
siempre encendía un cigarrillo con el resto del otro. Le dije que la ayudaría
con una medicina homeopática. En un viaje que hice a Valencia compré el remedio
y se lo llevé como un regalo. Le expliqué que en la primera semana iría
disminuyendo esa ansiedad de fumar, hasta que el cuerpo ya no lo necesitara. Al
cumplir la primera semana de tratamiento, asombrosamente, la paciente se
deshizo del remedio tirándolo a la basura, por temor a que el cigarrillo la
abandonara. Un año después moría a causa de un cáncer pulmonar. Es difícil ayudar
a alguien que no desea recibir esa ayuda, y el primer requisito del paciente
para recibir esa ayuda es aceptar que la necesita.
Entendamos que el cigarrillo es una entidad maligna
que se posesiona del cuerpo como el matapalo a la palma. Necesitamos hablarle
al cuerpo y pedirle que nos ayude por su bien. El cuerpo que tiene su propia
memoria, entenderá y cooperará para volver al inicio, de cuando no era poseído
por ese espíritu maligno.
Les recuerdo nuevamente a aquellos que viven
del negocio de la muerte que, cuando venden un cigarrillo están contribuyendo a
acortar la hermosa vida de un hermano -pero como en todo es aplicable la ley
del círculo (todo lo que circula vuelve); y que lo que sale controla lo que
entra-, al mismo tiempo están contribuyendo a acortar sus propias vidas.
*
A mis lectores
del mundo les recomiendo visitar la página Web de “La Fundación Mundial para
las Ciencias Naturales”: www.naturalscience.org/es
Mi segundo
Blog: cronicasdearismendi.blogspot.com
Y como un
regalo especial los remito al artículo: “Una
Brújula Moral para el Viaje de la Vida”.
Val, 01-06-2017
Zordy Rivero
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