En mi juventud escuché una historia que nunca
he podido olvidar, sobre un cazador de chiguire y su extraña muerte. Se trataba
de un hombre que vivía en el llano apureño, en las tierras bajas; un día le
tendió una trampa a una manada de chiguire, atrapando al jefe de la misma. El
hombre al frente de su víctima le descargó varios garrotazos, y se disponía a
despellejarlo ante la mirada atónita de la manada, que se mantenía a prudente
distancia, observando la escena. Cuchillo en mano, y sin ninguna reverencia, el
llanero lo tomó de una pata, cuando inesperadamente el animal se dio la vuelta
y mordió a su asesino en la parte posterior del pie, seccionándole el talón de
Aquiles, cortándole a su vez, una arteria importante. Por la tarde un baqueano
consiguió al hombre muerto, desangrado. Pero lo extraño del caso es que del
chiguire sólo quedaron las huellas manchadas de sangre, por donde partió al
encuentro de su familia.
El Chiguire es una especie muy abundante en el
llano, no obstante, en algunos lugares ya es difícil encontrarlo, debido a su
caza indiscriminada; por lo que se le ve con más frecuencia en zonas
protegidas. Existe la creencia en el llano que cuando se consume su carne no se
debe hacer acostado o sentado en el chinchorro, ya que éste se deshilacha
completamente, haciéndose inservible. Pero de ¿dónde procede el poder destructivo
del roedor más grande del planeta? Cuando es sacrificado, su miedo es tanto que
en ese momento vierte una gran cantidad de adrenalina, otros neurotransmisores
y hormonas al torrente sanguíneo, que al aplicársele sal crea una combinación
perfecta y única para destruir cualquier tejido confeccionado por el hombre. Se
preguntarán, ¿pero, por qué este fenómeno no ocurre con la carne de ganado? He
allí el misterio. Aunque tenga olor a superstición, para el llanero no lo es.
Siempre está la advertencia por delante: “No coma chiguire en el chinchorro”.
A ni modo de ver, el chiguire logra vengarse
del hombre, por la agresión violenta de éste al arrebatarle la vida. Y se ha
llegado a comprobar que las personas que consumen mucho de esta carne,
terminan perdiendo la visión o en el mejor de los casos disminuyendo la agudeza
visual.
Existe un procedimiento muy efectivo que
bloquea la acción deletérea sobre el chinchorro. Se los daré a conocer cuando
el hombre empiece a respetar y querer a estas criaturas y les permitamos vivir
en la tierra en condiciones armónicas, sin el sello del miedo que al final se
convierte en su mecanismo de defensa.
Zordy Rivero
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