jueves, 26 de abril de 2012

CRONISTA DE ARISMENDI

Por la tarde del lunes acudí a la Cámara municipal. Fui recibido por su administrador licenciado Johnny Bolívar en su oficina. Me anunció que ya había sido nombrado Cronista de Arismendi, y que estaban interesados particularmente en que se encontrara la fecha de la fundación del pueblo. Le dije que en el año de 1.874 Arismendi había sido elevado a Parroquia.

Desde el pasado año se venía trabajando en la propuesta del cargo de Cronista, para que se encargara de desenterrar el pasado y reseñar el presente. Mencionaré algunas personas involucradas de manera directa o indirecta en esta propuesta: Los poetas Leonardo Ruiz Tirado y Ana María Palomares Oviedo en Barinas; el poeta Adhely Rivero; el profesor de la Escuela Técnica Agropecuaria (ETA), Reinaldo Rivero; el abogado Numa Pompilio Pinto, asesor Jurídico de la Cámara municipal; Wualdemar Miranda y Orlando López, entre otros. Pero quien se lleva los méritos es el concejal y presidente de la Cámara municipal, Misael Moreno, próspero productor de ganado en la zona de Juanaparito (sector Limoncito), además de apreciado e inteligente político. También hay que destacar el consenso de los otros seis concejales, quienes sabían de la importancia de este nombramiento para darle vida histórica al municipio.

La historia de Arismendi es por demás hermosa e interesante, pues, es sabido que en sus tierras vivieron tribus indígenas, desaparecidas hace mucho tiempo. En algunas zonas se encuentran promontorios de tierra, en medio de las sabanas, adornadas con guaruras, y que servían para practicar rituales y pedir a Dios por una buena cacería, una cosecha o por la sanación de algún enfermo. En la zona de Caño de Indio, hoy un próspero caserío, sus habitantes conservan en sus casas muestras de alfarería (pocillos, tazas, estatuillas) símbolos de la existencia y presencia de aquella milenaria cultura. También en la comunidad de El Guásimo a ocho kilómetros de Arismendi, reposa un cementerio abandonado, de edad imprecisa, arropado por la vegetación salvaje. Su descubridor fue Aleso Cárdenas, quien nació y vivió en su cercanía, junto a sus padres Isabel Valdez y Luis Cárdenas (Pajarillo); ambos muertos. El cementerio nos indica que allí hicieron vida comunitaria personas que quizás migraron a otro lugar, o que desaparecieron a causa de alguna peste, o al acoso de las fieras salvajes.

Nos corresponde investigar toda una cultura ancestral, que permanece, aún intacta, en el seno de la inmensa llanura salvaje de Arismendi.

Lunes, 09-04-2012
Zordy Rivero, Cronista 

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