miércoles, 3 de junio de 2009

VIDA SALUDABLE

El Chimó una Droga que Acorta la Vida


El chimó es una droga extraída de las hojas secas del tabaco. En un caldero se colocan las hojas con suficiente agua y se les somete a un hervor lento pero sostenido, hasta que aparece una mezcla negruzca y maleable, semejante en consistencia al melado; cuando ha quedado casi totalmente deshidratada se deja enfriar para después guardarla, o por el contrario, se procede de inmediato a su respectivo aliñamiento, que cosiste en agregarle una serie de ingredientes que la pueden hacer más fuerte o más suave según el gusto del consumidor.

Posteriormente se envasa en pequeños recipientes para su comercialización; se le aplica una etiqueta con un nombre, por lo general muy sugestivo. Por ejemplo: chimó el verraco, la raya, el temblador etc., y se lanza al mercado para su distribución y venta. Es todo un negocio en los cinco Estados llaneros de Venezuela y más allá de sus fronteras.

El consumidor se coloca el chimó, por lo general en una muela y allí permanece diez, quince o veinte minutos, según la cantidad. El chiste consiste en irlo escupiendo lentamente hasta que se agota, dejando en el cuerpo la sensación de no estar pegado a la tierra, con una especie de somnolencia que puede llegar a la borrachera, si no se es un consumidor experimentado.

El chimó genera en el individuo una dependencia tanto física como psicológica, y al adicto le resulta muy difícil dejar el vicio, y en caso que lo logre, es después de muchos intentos infructuosos. Ahora expondré mis observaciones, que he ido recogiendo a lo largo de los años, y con la autoridad que me lo permite el hecho de que yo en una época fui un mascador empedernido.

Todos los consumidores tienen parasitosis intestinal, sin excepción. La extracción de la cajeta se hace por lo general, con la punta del dedo índice; otros lo muerden o lo sacan con una pequeña astilla. Debajo de las uñas se alojan, entre la mucha suciedad, miles de huevos de parásitos, sin mencionar los que acuden al baño y no se lavan las manos.

El chimó desprotege al estómago del efecto alcalino de la saliva, que contribuye a inhibir la acidez excesiva. Este desperdicio de saliva puede inducir o facilitar la gastritis, aunado a la pérdida del apetito en la mayoría de los adictos. También se absorbe en considerable cantidad a través de la mucosa sublingual, con la mayoría de los componentes nocivos del tabaco, incluyendo la nicotina; entra al torrente sanguíneo, luego a las neuronas, enervando la mente, debilitando la inteligencia y menguando los reflejos. A los consumidores de la droga se les hace difícil dilucidar problemas, asimilar nuevas enseñanzas y crear ideas innovadoras. A nivel fisiológico causa un aceleramiento casi imperceptible, pero real, de los latidos del corazón, contribuyendo a una vejez prematura y deterioro visible en todo el organismo. Un adicto que muera a los ochenta años, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que ha podido vivir hasta los noventa y cinco, y más años. Así de sencillo: él le quita a su aliado al menos diez años de vida. Yo lo llamo el vicio de la muerte lenta, que siempre cobra una víctima prematuramente.

 Si deseamos comprobar el daño que el chimó ejerce sobre el corazón, podemos realizar dos pruebas muy convincentes. Le tomamos el pulso y la tensión arterial a un masca chimó; luego le pedimos que se coloque en la boca una pequeña ración del potencial veneno; diez minutos después le tomamos el pulso y la tensión, y con toda seguridad estos valores habrán aumentado. El pulso que ha podido estar en 65 latidos por minuto alcanzará la cifra de 85 y más. La tensión que también ha podido estar el 120-80 mmHg (milímetros de mercurio) puede fácilmente llegar a 135-85(90) mmHg. Y estos valores suben en tan sólo diez minutos y estando la persona en reposo.

Se ha comprobado que una persona que empieza a mascar chimó a los veinte años, diez años después presenta una leve hinchazón del corazón, que seguirá en aumento si el vicio no se detiene. La prueba es muy sencilla. Al inicio se toma una Rayos X, y la otra, diez años después. La diferencia en el tamaño es notable.

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Les recomiendo a mis amigos del mundo visitar la página Web de “La Fundación Mundial para las Ciencias Naturales”: www.naturalscience.org/es
Mi segundo Blog: cronicasdearismendi.blogspot.com

Y como un regalo especial los remito al artículo: “Una Brújula Moral para el Viaje de la Vida”.

Arismendi, 03-06-2009
                                                               Zordy Rivero, Cronista

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