martes, 24 de septiembre de 2013

ASFALTADO DE LAS CALLES DE ARISMENDI

El mes de septiembre del año 12 empezó un proyecto de asfaltado del pueblo de Arismendi; la iniciativa salió de Caracas impulsada por el entonces presidente de la república Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Fría. En septiembre del año 13 se logró asfaltar la calle Andrés Bello o calle Banco Alto (su primer nombre). No obstante hay que destacar que el trabajo ha quedado bien hecho con una base de piedras compactadas y dos capas de asfalto, que garantizará su perdurabilidad en el tiempo. La calle plaza será la siguiente en recibir tan esperado beneficio.

Desde los días de la fundación, Banco Alto fue una de las calles principales del poblado. Pero ¿a qué se debía su importancia? A través de ella pasaba la Avenida Bolívar que era una de las salidas o entradas del pueblo, según el caso, hasta encontrarnos con el cementerio que se destacaba entre unos samanes centenarios, en una zona alta, lo que no permitía que se inundara en la temporada de invierno. Esa misma vía nos comunicaba con El Baúl.

La segunda salida era la Avenida José Antonio Páez la cual servía de puerto a las canoas que traían cosechas de los campos aledaños. A principios del siglo pasado, en invierno, las aguas de las crecidas llegaban hasta la calle Banco Alto. En esa esquina existían cuatro casas. La de Juan Aparicio y su mujer Luperta con sus tres hijos, Francisco (Paco), Mireya y Sandra; en la segunda, Serano Tacoa, uno de los fundadores del caserío La Madrina. La tercera pertenecía a Clara de Bolívar y la cuarta a Manuel Chirinos, siendo esta última la única que se podía observar hasta hace poco, pues su nuevo dueño le está haciendo una remodelación que la dejará muy distinta a la primigenia. Esta vía era usada en verano por llaneros de a caballo y de a pie, pues a unos trescientos metros de la esquina, vía el cementerio, existía un caño muy caudaloso, que le pusieron el nombre de El Caño de Aparicio, debido a un potrero que el mencionado señor poseía en sus alrededores. La tercera salida era por La Ramireña. Su nombre procedía del señor Rafael Ramírez, comandante de la policía que vivía en el lugar. Pero los primeros habitantes de La Ramireña fueron Miguel Bolívar y su mujer Sergia Silva, quienes le vendieron a Ramírez, y este le vendió nuevamente a Miguel Bolívar para irse a vivir a San Fernando de Apure. Miguel Bolívar le vendió a Gonzalo Daza. En la Ramireña terminaba el pueblo y el límite lo definía una puerta (la puerta de golpe) que se cerraba todas las tardes para que los burros, caballos y ganado no entraran al pueblo.

Los Toros Coleados en las fiestas Patronales en honor a La Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre, se realizaban en la calle Banco Alto. Las bocacalles se tapaban con palmas amarradas con mecate. El coso principal (salida) estaba ubicado en El Chupulún y la llegada a un lado de la casa de Antonio Carrasquel, en cuyo patio había un viejo tamarindo que servía de sombra a los caballos, jinetes y jugadores de gallos. Al frente se encontraba la casa de Juana Sevilla. Los coleadores de aquella época eran muchos, siendo  los más destacados y conocidos, Julián Laya, Cleto Valdez, Pedro Vicente Venero, Pedro Jesús Venero, Ramón Linero, Narciso Montoya y Abelardo Villegas.

Un bar conocido como La Cueva del Sapo se encontraba en lo que hoy corresponde a la dirección de La Escuela Técnica Agropecuaria (ETA), donde iban a tomar cervezas y escuchar música en la Rockola las personas mayores. Las costumbres de aquella época no permitían que los jóvenes o menores de edad se acercaran a los bares, a riesgo de que el dueño perdiera su licencia. Era difícil que en esos días un menor de edad cargara cédula de identidad, sin embargo el hecho de usar pantalón corto por lo general sugería que no había alcanzado la mayoría de edad, es decir, 18 años.

Arismendi, 18 de septiembre de 2013
Zordy Rivero, Cronista de Arismendi

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