miércoles, 1 de junio de 2011

NARRATIVA

Apuesta

Tendría yo diez años cuando presencié la apuesta de un bolívar en el fundo El Gadín. Habíamos almorzado cuando apareció Pedro Puerta, un hombre de la comunidad que vivía con la madre enferma, y que siempre andaba hambriento. Pidió comida a don Rafael Rodríguez, el dueño del fundo.

-Comida no hay, Pedro. Me temo que usted llegó tarde. Sólo tengo unos topochos maduros.
-Entonces deme topochos. Esos también quitan el hambre.
-Hagamos una apuesta, Pedro -dijo don Rafael-. Si tú te comes dos docenas de topochos te ganas un bolívar, sino, gano yo.
-Estoy de acuerdo, pero sin trampas -replicó Pedro.

Yo me encargué de entregarle los veinticuatro topochos, que uno tras otro los fue desapareciendo Pedro dentro de su figura esquelética. Le agregué uno de ñapa que también se comió.

-Deme mi bolívar porque me voy -dijo levantándose de un taburete.
-¡Calma amigo! -dijo don Rafael-. Acabas de ganar la apuesta de un bolívar y yo pagaré. Pero antes, tú me pagarás el bolívar de topocho que te comiste. Todo tiene un precio, Pedro.
-Eso es trampa. Si no me da el bolívar yo me lo como a usted vivo ahora mismo -dijo el hombre en tono resuelto.
-¡No es para tanto Pedro, aquí tienes tu bolívar!  -dijo don Rafael riendo y celebrando la salida del hambriento.

Arismendi, 01-06-2011
Zordy Rivero

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