viernes, 1 de julio de 2022

"GENTE ÍNGRIMA", UN POEMA DEL LLANO

En el poema Gente Íngrima de Adhely Rivero, el poeta nos presenta a Elieche Manro, un viejo muy sabio que ha aprendido a comunicarse con sus gallos, hasta el extremo de impulsarlos a tomar decisiones que al final definen el curso de sus propias vidas. Pero ¿cómo se logra esa comunicación tan sutil y real? Sabemos que los animales adquieren costumbres de sus dueños, les obedecen y hasta logran pronosticarle un acontecimiento desagradable que se podría evitar; pero en el caso de nuestros amigos emplumados ellos han logrado penetrar en el ser interno de su dueño y vivir en parte, su vida, en la medida en que él se los permite. Entendemos, de ese modo que, el sentido de la vida de don Elieche Manro eran los gallos y estos los sabían y comprendían. Sabemos también que todo en la vida está conectado, y que donde ponemos nuestra atención allí estamos nosotros, creando ese don que nos comunica sin el habla, con esa vida elemental y a la vez compleja, que nos rodea y que ocupa nuestro espacio en la tierra mientras interactuamos entre sí.

El poema está ambientado principalmente en el llano, donde sus personajes despliegan una sabiduría intuitiva que trasciende la norma general del llanero común. Es una poesía muy fluida, pero a la vez muy inteligente que nos muestra el pensamiento de personas que llevan una vida aparentemente sencilla y monótona, pero que en esencia no es así, pues este poema nos revela una realidad que puede suceder en cualquier lugar de la amplia geografía llanera.

Yo como un conocedor de esa geografía y de muchos de los hechos allí contados, poseo la ventaja de haber vivido en parte esas memorias, hasta donde el recuerdo me lo ha permitido; situaciones que todavía no han sido explicadas adecuadamente, tornándose en pensamientos que van y vienen sin una explicación lógica que las sostenga, pero que gracias a Adhely, con su gran capacidad de observación y prodigiosa memoria nos cuenta lo que en realidad sucedió en aquellos lejanos días de la década de los 70 y más atrás. Pero la historia no termina allí, por la simple razón de que cada lector, con las herramientas del escritor, podrá recrear su propia historia y darle un sentido propio, sea a través del aprendizaje que se obtiene con la experiencia de los personajes del poema, o con una historia que le habla al lector que se acerca a ella con una mente amplia y novedosa.

No deseo prefigurar ni dar a entender que el poema está cargado con un fuerte sentido de misterio, y que las acciones de los personajes pertenecen a la historia de un pueblo que trasciende las fronteras del llano. Sabemos que el llanero es un personaje que ha adquirido una sabiduría poco común, marcada por un componente muy fuerte de vivir en libertad y con el sentimiento de no temerle a nada, que en muchas ocasiones se convierte en una manera inexplicable de retar el peligro, desestimando el miedo a la muerte. Quiero decir que las limitaciones del llanero se las impone él mismo, no el llano ni las circunstancias, y este hecho surge porque el llanero cree que él es dueño y señor de ese entorno que él mismo ha modelado.

Cuando leí por primera vez este largo y a la vez complejo poemario de Adhely me sentí gratamente impresionado, porque de alguna manera el poeta estaba contando mi historia, que no deja de ser la historia de todos los llaneros que un día aprendimos a vivir en esta dura escuela, que nos retaba a diario a aprender, experimentar o morir, donde un acontecimiento imprevisto pudo alarmar a todo un pueblo en un momento y al día siguiente había sido entregado al olvido del tiempo histórico. Porque para el llanero tan sólo importa el momento, el desprendimiento y el desprecio por la muerte y el peligro. No es raro que la dureza del llano nos impida alcanzar la vejez en muchos casos, a menos que te desligues de esa realidad que forma parte de la vida y de la muerte. Una solución que muchos en su juventud eligen: viajar a las ciudades y apartarse de los peligros del llano, que es todavía un mundo virgen y lleno de aventuras. Nacer en el llano no sucede por simple casualidad: aprendes a ser valiente y a no temerle a las grandes inmensidades, con sus soledades infinitas. Es todo un reto. Naces en el llano, en esencia, para aprender a ser valiente, para resolver sobre la marcha; y quien ha vivido en el llano puede vivir en las sociedades más inhóspitas del planeta. Esa es nuestra herencia. Gracias Adhely por este hermoso poema: Gente Íngrima.  

Arismendi, 01-07-2022

Zordy Rivero

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