jueves, 12 de septiembre de 2019

HIJOS ADOPTIVOS DE ARISMENDI

Erasmo Galantón

Luís Erasmo Galantón nació en Valle de La Pascua estado Guárico el 30 de setiembre de 1952; hijo de Andrea de Jesús Cedeño y Juan de la Cruz Galantón, con quienes vivió hasta la edad de 11 años, cuando se vino con Susana de Moreno para Arismendi. De allí continuó su camino hacia la finca “Uberaliito” atendida por Manuel Castillo y Susana, quienes finalmente terminarían de criarlo.

Cuenta Galantón que desde sus primeros años de vida sintió un atractivo muy poderoso hacia los animales del campo, y fue entonces cuando se encontró con Susana de Moreno en Calabozo, quien le dijo que ella poseía una finca donde criaba ganado vacuno, caballos, cochinos y aves de corral. Esto lo entusiasmó tanto que lo llevó a dar ese paso importante hacia el llano barinés.  

Entrado en los doce años acaece la muerte de su padre en Calabozo. Desde ese momento Galantón estuvo pendiente de la madre viuda. La comunicación era a través del telégrafo, (único medio de comunicación rápido que existía en el pueblo). Si presentaba una enfermedad u otra dolencia él iba al encuentro de la madre para ayudarla en lo necesario.

A los 18 años hizo pareja con Felipa González quien tenía ya cuatro hijos de un matrimonio anterior. Galantón tuvo con ella una hija única: Gregoria Teresa González Galantón, directora actual de la Escuela “María Torrealba de Ochoa”.
De manera que por crianza puede decirse que nuestro entrevistado tiene cinco hijos, y que ellos a la vez lo reconocen como un padre.

En la década de los 60 —cuando llega al pueblo—, Arismendi era muy nombrado en los estados Llaneros; pero sobre todo muy conocido por sus ‘fiestas patronales’ y ‘toros coleados’. La manga de coleo se construía de manera improvisada y temporal en la calle “Banco Alto”, y ya en plena festividad, y poco antes de soltar un toro un conjunto de música (venido de san Fernando de Apure) tocaba un pasodoble con una maestría tan extraordinaria que hacia estremecer a los presentes. Luego venían las fiestas aguinalderas. Los músicos salían a las cuatro de la madrugada a recorrer las calles y despertar al pueblo para que acudiera a las misas, interpretando canciones hermosas que hacían levantar a los habitantes y seguirlos hasta una ruta final que terminaba en la iglesia parroquial. También fueron muy conocidas las “Fiestas de Gala”, donde acudían los señores más encopetados de aquella sociedad: ganaderos, comerciantes y bachilleres.

Los inolvidables bailes en casas de Trina de Vidal, Elauteria y Ramón Abreu, que duraban hasta tres y cuatro días marcaron su impronta en aquella sociedad rural.

En “Uberalito” Galantón se levantaba de madrugada a ordeñar las vacas y luego llevaba todas las mañanas al pueblo entre 80 y 100 botellas de leche. Casi siempre iba acompañado de Víctor Zapata y sus hermanas que estudiaban en la escuela.

Trabajó como llanero de a caballo en varios hatos: “Campo Alegre”, “Santa María”, “La Trinidad”, “Flor Amarillo”, “Palo Quemao”, fue compañero de faenas de Abelardo Villegas y Víctor Zapata.

Recuerda con mucho cariño a Flor Araujo y Juan Montoya que fueron como unos padres, y además sus vecinos.
Viajó mucho en el arreo de ganados hasta El Baúl, donde los camiones recibían y cargaban hasta mil toros rumbo a “La Romana” de Valencia. En el gobierno de Luis Herrera fue contratado como vacunador y en el hato “Campo Alegre” logró vacunar 12.000 reses, y en 32 días de trabajo sacrificaron para la carne de la peonada 16 terneras.

Sus estudios escolares fueron pocos, pero la escuela de la vida le enseñó lo necesario para llegar a una vida digna y noble.

Jueves, 12-09-2019
Zordy Rivero, Cronista



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